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27 de junio de 2019, 4:00 AM
27 de junio de 2019, 4:00 AM

Así como en el fútbol, el desempeño de un jugador no es relevante en sí mismo, sino por la contribución que realiza al equipo en conjunto; en la economía, no se valora el desempeño particular de un sector, sino la sinergia que genera en la economía vista de manera sistémica.

Los sectores tienen, en particular, un rol esencial; así el agrícola está llamado a producir los alimentos de la población, el industrial los bienes de consumo, intermedios y de capital; el sector de la construcción, las viviendas, instalaciones y carreteras, y así cada sector.

Naturalmente los sectores están en permanente relación dinámica que se configura según los patrones y condiciones del modelo económico. En este proceso se puede distinguir que existen interrelaciones de dependencia y motricidad. Hay sectores que no funcionarían si no reciben el impulso de otro sector. Así se puede afirmar que estos son dependientes y los que lo mueven son motrices.

En el caso de Bolivia, pese a los esfuerzos realizados, la demanda interna es altamente dependiente del sector hidrocarburos, que junto al agrícola, siguen siendo los de mayor motricidad, dinamizando la economía. El sector agrícola es intensivo en la creación de fuentes de empleo al tiempo que provee recursos para otros sectores, mientras el de hidrocarburos es intensivo en uso y generación de capital, subsidiando la matriz energética y transfiriendo excedentes a los hogares y al sector público no financiero. Otros sectores como: transporte, finanzas, servicios, restaurantes y hoteles y servicios de la administración pública son altamente dependiente de los recursos y actividades que generan los que tienen mayor motricidad.

Una muestra de la motricidad es que los recursos generados por explotación de hidrocarburos se distribuyen a todo el país. De cada 100 dólares por venta, 11% se pagan como regalía a los departamentos productores, 1% a Beni y Pando como regalías compensatorias, 6% participaciones del TGN y 32% por IDH. Así, en el periodo 2006-2018 se ha pagado un total de rentas de 37.480 millones de dólares.

Además, las empresas del sector hidrocarburos tributan con los impuestos, tasas y patentes de ley, de modo que son las unidades económicas con mayor presión tributaria en el país, dado que no se considera la deducción de regalías e IDH para calcular la base imponible, excepto el IUE donde las cargas públicas son deducibles. Una evidencia de esta situación es que todas las empresas del sector hidrocarburos se encuentran en el ranking de las 50 entidades con mayor aporte al Servicio de Impuestos Nacionales; nómina que, en la gestión 2018, lidera YPFB con 18,9%, seguida de YPFB-Refinación con 7,5%; aportando entre ambas más de un cuarto de los impuestos recaudados en todo el país.

El alto nivel de dependencia de la economía boliviana frente a la fuerte motricidad del sector hidrocarburos implica riesgos y responsabilidad. Los riesgos son latentes por la volatilidad de volúmenes y precios de los mercados. Y por otro lado, constituye una gran responsabilidad gestionar la cobertura de dichos riesgos.

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