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17 de julio de 2018, 4:00 AM
17 de julio de 2018, 4:00 AM

Está demostrado científicamente que nos enamoramos de una persona por su olor. La vista es fundamental, pero la química y las feromonas son mucho más fuertes y vuelcan la balanza del corazón hacia esa persona, que para nosotros es única. Al igual que huellas digitales, cada persona posee un olor muy específico y nuestro olfato es una especie de brújula sexual que determina la aceptación total o el rechazo.  

También está demostrado que los entornos perfumados reducen incluso los errores de ortografía de los trabajadores en las oficinas. Incluso, mejoran la percepción de la calidad del producto, aumentan la intención de compra, el volumen de ventas por unidad y la duración de una visita de los consumidores en una tienda o su permanencia. ¡Incluso condicionaría la predisposición de los clientes a pagar un poco más por un producto!

Pero cómo se define esto: se llama el poder de la marca olfativa o branding perfumado.

El desafío es generar conexiones emocionales con el consumidor, casi de manera inmediata. El olor de un auto nuevo, una prenda a estrenar, un champú específico, la bufanda o pañuelo del ser amado. Un aroma único puede despertar la memoria hasta de la infancia. De hecho, nuestra memoria olfativa se extiende a más de 10.000 olores diferentes.

El escritor Patrick Suskind es autor de El Perfume, donde narra la historia de un hombre que nace sin olor y, por lo tanto, sufre el rechazo de la gente. Al carecer de un aroma es percibido como inhumano. Entonces, privilegiado además con un olfato fino, decide extraer y capturar la esencia de las personas, aquel olor único de una doncella o de una hermosa mujer y predisponer determinadas conductas hacia él como amor, compasión, odio, erotismo, sexo y hasta canibalismo. 

Para los expertos, es importante tener en cuenta que igual que en la marca visual o auditiva, el aroma debe respaldar la esencia misma. Su personalidad, el tono de su voz y los valores que se desea asociar con la experiencia de marca. De hecho, esta debe traducir su promesa corporativa en un aroma. 

Es por ello que los expertos recomiendan que las marcas deben trabajar con un perfumista, para crear un aroma característico, ya que el desarrollo y la difusión de este aroma es un arte y una ciencia. Es decir, se necesita la combinación entre un estratega de fragancias que interprete una marca a través del lente olfativo para crear la composición correcta. 

Así que no basta con estar bien peinado o bien vestido, ahora es necesario oler bien, pero si se vacía el pote de perfume encima y con una fragancia que no es para usted, es probable que no se le acerque ni la Mamita de Cotoca.

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