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20 de agosto de 2019, 4:00 AM
20 de agosto de 2019, 4:00 AM

Repetimos que la población de los departamentos del eje central, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, el año 2032 subirá al 83% y que en las áreas urbanas viviremos el 90% de los bolivianos. Las proyecciones, trabajadas sobre los censos de los años 1992, 2001 y 2012, quedaron cortas frente a la última noticia del Órgano Electoral relativa al porcentaje de votantes en el eje central.

El Órgano Electoral ha anunciado que el 73,16 % de los votantes están en los departamentos del eje central. Una operación matemática simple, siendo los votantes ciudadanos mayores de 18 años, permite que al sumarle la población entre 0 y 17 años, técnicamente el porcentaje sube, por lo menos, al 80%. Estamos tan aturdidos con las encuestas y los discursos electorales, que no estamos evaluado exactamente la dimensión de la noticia.

Sin grande titulares, quiere decir que en 6 departamentos solo existe una población del 26,84 % de la población nacional. La noticia dice textualmente: “Tres de cada cuatro electores en Bolivia tienen su centro de votación en los departamentos que conforman el denominado eje central. Es que, según datos preliminares del Órgano Electoral, en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, en ese orden, se concentra el 73,16% de los habilitados para sufragar en los comicios generales del 20 de octubre”.

El voto nacional global y el que obtienen las fuerzas políticas por departamento es importante, por la distribución de los escaños en el parlamento y el peso político que surge de su distribución. Sin embargo, existen por lo menos 4 situaciones combinadas que muestran otro país distinto al de la campaña electoral y nos lleva a preguntarnos cómo se discrimina la diferencia entre el porcentaje de la adhesión política de las encuestas, y la aplicación de políticas públicas. Las comparto con afirmaciones evidentes:

1) El Órgano Electoral ha establecido que los tres departamentos del eje central tienen el 73,16% de la votación nacional.

2) En la proyección ajustada de los datos del INE del Censo del 2012, combinados con los datos del Órgano Electoral, tenemos que el 75% de la población ya tiene categoría urbana y por lo tanto, reduce significativamente el denominado “voto rural”, reduciéndolo al 25%.

3) Considerando la población del Censo del 2012, resulta que en 23 municipios del país, está el 60% de los habitantes, y por ello, también de votantes. De esos 23 municipios, solo 4 no son capitales de departamento y no forman parte de las regiones metropolitanas.

4) Estas premisas tienen dos consecuencias naturales: cómo está divido el poder político del país en función a su importancia poblacional, y, de qué manera se están distribuyendo los recursos para la inversión pública, el desarrollo nacional y la provisión de servicios públicos básicos. Hay algo que no está funcionando en los discursos y en las encuestas electorales que no están reflejando esta realidad.

Por la evidencia, los problemas reales de incumplimiento en materia de salud, la incapacidad del sector público de los tres niveles para enfrentar y resolver satisfactoriamente el incendio de la Chiquitania, y la existencia de un flujo migratorio que está sangrando la población de las áreas rurales y de tres departamentos especialmente, Chuquisaca, Oruro y Potosí, nos obligan a ver la situación como se presenta, y no como quisiéramos que sea.

Es una llamada de atención fraterna a la inteligencia crítica de los departamentos, para que realicen un trabajo en su favor, que el Estado no comprende por miopía, y que solo la liberación de las capacidades creativas dará un resultado sostenible. Lo demás continuará siendo centralismo inoperante. Ahí están las cifras y las tendencias.

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