Opinión

El blindaje de Montenegro, fotos y algo más

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9 de junio de 2019, 6:00 AM
9 de junio de 2019, 6:00 AM

Hace un par de días, el ministro Romero avisaba de un operativo “de seguimiento y entrega vigilada” de un cargamento de cocaína, escondida en madera, enviada desde Santa Cruz hasta Amberes (Bélgica), hecho muy destacable porque se dio cuenta del trabajo en equipo con la policía antidrogas de ese país.

Del informe de circunstancia se supo que una de las sospechadas del envío es la ecuatoriana Nelly Patricia Granizo Muñoz, esposa de Enrique Villarreal, que sería el jefe de la organización de Pedro Montenegro, a quien ligaron de inmediato con la organización, con lo que el Gobierno boliviano lograría “blindar” la permanencia en el país del más célebre detenido en lo que va del año y evitar enviarlo a Brasil, donde es requerido (en un proceso de extradición de unos cuantos años) por narcotráfico.

Se llegó a asegurar que Montenegro, tuvo tiempo de organizar el envío a Bélgica, mientras estuvo escapando, apenas descubierto lo de Medina y los policías que lo acompañan, cosa difícil de creer porque estuvo muy acosado; aun así, eso es lo que dieron a conocer en la conferencia de prensa.

Sin embargo, no deja de llamar la atención que en el organigrama realizado por la Felcn y Ministerio de Gobierno no se establece relación directa entre la que parece ser “otra” organización de Villarreal (supuesto jefe de Montenegro, según se informó en su momento) con el “clan de policías”, capitaneado por el famoso “extraditable”. La infinidad de ‘flechas que salen de un lado a otro’ no se cruzan con el bandido local y muestran una relación simplemente entre los citados. Tal cosa puede significar, en todo caso, que el ‘jefe’ puede tener dos o más ‘líneas trabajando’ en suelo boliviano; por tanto, la figura es forzada, pero tremendamente útil, si acaso se trata de evitar que Montenegro se vaya a Brasil y allá dé cuenta (delación voluntaria) de su organización y las licencias que tenía en Bolivia para haber hecho lo que hizo.

¿Blindaje? Parece que sí. Recordemos que hasta antes de este hecho, lo único que se tenía contra Montenegro era una falsificación de documentos y suplantación de identidad, delitos por los que estaban dispuestos a darle el tiempo máximo de cárcel que lo retenga en el país. El tiempo dirá.

Fotos no son documento, pero ¿de quién son las fotos? Es lo que vale.

Carlos Gustavo Romero Bonifaz aseguró que en relación a otro operativo, realizado en Paraguay con consecuencias en Bolivia, las fotografías de narcos con políticos no son documento. Tiene razón, pero, hay que mirar las cosas desde otro lado: la señora de la fotografía, Mayerling Castedo, no es ‘cualquiera’; o sea, esa no es una fotografía de circunstancia.

Ella fue fiscal de materia en Beni (invalidó a Ernesto Suárez), fue secretaria de Desarrollo Humano del gobernador Álex Ferrier, asesora de la Asamblea Departamental y de varios municipios benianos, además de candidata al Tribunal Supremo de Justicia por el Beni, avalada por la Asamblea Plurinacional. La señora tenía, en el MAS del departamento del Beni, un valor mucho más alto que el de ser simplemente “una foto” de circunstancia.

Es necesario, entonces, dejar claro que una fotografía no liga nada si es casual o incluso si es militante del partido, pero, si además de ello, se es dirigente y además funcionario, se está ante una figura diferente: la señora de la fotografía tenía acceso y contacto con muchas personas del poder y sabemos que, en el delito por el que es acusada, esas relaciones ‘rinden’, en muchos casos.

No hay partidos corruptos, ese es un hecho; lo que hay son Gobiernos corruptos y militantes/funcionarios que se corrompen y, en este gobierno, el narcotráfico ya demostró tener fuerte presencia en su relacionamiento con funcionarios. Las fotografías muestran incluso la facilidad de acceso al presidente. Lo raro es que él es el mandatario más “protegido” de la historia y, si llegan hasta él, es porque ‘alguien’ le franquea la llegada. O por ahí es él quien decide quién se acerca.

Es necesario, entonces, ir más allá de las fotos.

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