Opinión

El deporte en los tiempos de ‘cambio’

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8 de junio de 2018, 4:00 AM
8 de junio de 2018, 4:00 AM

Seríamos los primeros en festejar si, como dice la abrumadora propaganda gubernamental, estos Juegos Suramericanos (Odesur) son los más espectaculares que se han realizado en Bolivia. Todo depende de qué se entiende por espectacularidad: si el gasto o los resultados deportivos; si las costosas estructuras o las medallas conseguidas.

Porque si hacemos un poco de memoria, los más extraordinarios resultados que consiguió Bolivia en los juegos de Odesur se produjeron hace 40 años, en 1978, en La Paz. En aquella competencia sudamericana, los nacionales consiguieron 20 medallas de oro, 40 de plata y 46 de bronce, ocupando el tercer lugar en la clasificación, solamente por debajo de Argentina y Chile (Brasil solo envió su equipo de baloncesto).

Cuando escribimos esta nota (jueves), en el medallero Bolivia tiene 3 preseas de oro, 11 de plata y 12 de bronce, por debajo de Paraguay y solo encima de Panamá, Surinam, Aruba y Guyana. Esto no es ningún éxito, aunque en lo que resta por competir es posible lograr algo más. Pero estaremos muy lejos de aquellas brillantes jornadas de 1978, que, seguramente, porque se desarrollaron durante un régimen militar, no se las ha recordado ni por casualidad.

Ahora nos emocionó la simpática Karen Tórrez, que logró tres medallas de plata en natación, dando una muestra de entereza y entrega. Al igual que los formidables jugadores de raquetbol que nos dieron las tres medallas de oro. Y también, cómo no, quienes compitieron en carreras y otras disciplinas donde su coraje fue ejemplar. Pero es de todos sabido que nuestros atletas recibieron mal trato de parte del Estado y que hasta en asuntos tan elementales como el alojamiento, la alimentación y el equipamiento, padecieron de una indiferencia irresponsable de los organizadores. Ni qué decir en los entrenamientos.

Sucede que todo se hace ahora para imagen y semejanza de S.E. y eso está muy mal. Entre feos murmullos de corrupción en la organización de Odesur, S.E. ni siquiera pudo dirigirse a las delegaciones extranjeras y al país en la inauguración de los juegos –sus juegos– porque fue abucheado y tuvo que retirarse del estadio Félix Capriles aturdido con el grito de “Bolivia dijo No”. Para colmo, a la cruceña María Anelín Suárez, los policías la humillaron porque vestía una polera en defensa del 21-F.

Pero volviendo al deporte y a la discreta participación nacional en estos Odesur, cuando en este país se han gastado cientos de millones de dólares en coliseos y canchas de pasto sintético para el fútbol que es el rey de los deportes en Bolivia y el mundo, al único que le ha ido bien ha sido a S.E. Él inaugura coliseos y canchas, también para su imagen y semejanza, porque es el único que gana todos sus partidos y un talento goleador solo comparable con Cristiano Ronaldo y Messi, que obliga a quienes ven BTV a bostezar con sus habilidades.

La selección nacional de fútbol, desde su clasificación al Mundial en 1994 (periodos Paz Zamora y Sánchez de Lozada), no ha vuelto a dar pie con bola. El ‘proceso de cambio’ no ha transformado el fútbol para bien, sino para mal, porque en los últimos tiempos hemos quedado en fondo de la tabla de aspirantes.

Este régimen ha fallado con el deporte, aunque ha gastado mucho en cosmética deportiva. El deporte es el espejo con que se mira todo lo que se ha realizado en los 12 años del MAS. Hace cuatro décadas estábamos mejor que hoy. Esperemos que en fútbol no sigan las desgracias, peor ahora, que según nos informamos, hasta improvisaron un entrenador de última hora para la selección.

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