Opinión

El ministro pregunta si aceptaremos los resultados electorales

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6 de junio de 2019, 4:00 AM
6 de junio de 2019, 4:00 AM

Parecía una broma de mal gusto, pero no lo es. Es descaro del bueno. Es desvergüenza al por mayor. Es cinismo puro y duro. El ministro encargado de tramar formas de escapar de la legalidad muy serio preguntaba al país hace unos días si estamos dispuestos a aceptar los resultados de las elecciones de octubre. Lo dijo y no pidió disculpas.

Los que nunca han aceptado ninguna verdad preguntan desafiantes si aceptaremos los resultados electorales. Los que no aceptan ni la Constitución hecha por ellos mismos, los que no aceptaron la orden expresa de la población de no volver, los que no aceptaron los resultados de las dos elecciones judiciales, los que no aceptaron el fallo del máximo tribunal internacional de La Haya, los que no aceptaron ni sus propios juramentos, los que no aceptaron la verdad ni la evidencia, se atreven a preguntarnos si aceptaremos los resultados de las elecciones de octubre.

Los que mienten por costumbre, por sistema y por vicio, los que tienen por táctica la mentira, se atreven a preguntar si los demás aceptan la falsedad que ellos quieren sacar de la manga.

Preguntan si aceptaremos los resultados de unas elecciones que ellos no aceptan porque saben que perderán. Antes de que sucedan no las aceptan. Públicamente no las aceptan. Más de un año antes de que llegue el escrutinio, preparan frenéticos el fraude y, con cara de inocentes, preguntan si nosotros aceptaremos el engaño.

No es falta de memoria. No es falta de conciencia de la realidad. No es una simple cara más dura que las demás. Es auténtico delito de cinismo con premeditación y alevosía. Es un monumento a la falsedad. Es aparición diabólica en plena fiesta de la verdad. Arman con bombos y platillos una gigantesca ensalada rusa de fraudes, robos y mentiras, para preguntar luego si alguien es tan cobarde que no se la traga.

Han tomado al asalto el tribunal electoral. Han tirado por la ventana todos los controles que encontraron. Han cambiado una a una las normas que se tenían para garantizar la transparencia. Han manipulado hasta las fechas para fabricar resultados electorales a su gusto. Han puesto todas las zancadillas posibles para que nadie pelee el triunfo de su protegido. Han negado el referendo. Y nos preguntan desafiantes si tenemos valor para aceptar los resultados que preparan sin disimulo. Antes de conocerlo, borran apresurados lo que pudiera escribir el pueblo y amenazan para que aceptemos callados el engaño.

Antes, los asaltantes tomaban a bala el palacio de Gobierno y se adueñaban violentamente del poder que no les correspondía. Los de ahora también toman violentamente y al asalto el Gobierno pero, como los pilló adentro, no necesitan balas. Necesitaron un permiso, que el país les negó. Después de falsificar un remedo de permiso, arman una fábrica de votos y urnas. Y nos preguntan si aceptaremos su golpe de Estado.

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