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17 de marzo de 2019, 4:00 AM
17 de marzo de 2019, 4:00 AM

Bolivia exhibe en la última década un modelo de lucha contra el narcotráfico que ya tiene un reconocimiento de la comunidad internacional. Sin embargo, dos décadas atrás la vieja Ley 1008, promulgada el año 1988, tutelaba el heredado modelo de lucha contra las drogas, impuesto y ajeno a la realidad de Bolivia, porque estigmatizaba y criminalizaba la hoja de coca al incluirla al régimen de sustancias controladas, militarizaba la reducción de cultivos, vulneraba los derechos humanos, e incrementaba el uso discrecional de la fuerza, especialmente hacia los productores de la hoja de coca, con violencia y muerte de campesinos bolivianos. Establecía en base a un estudio preliminar, 12 mil hectáreas de cultivo de hoja de coca permitida, sin considerar la demanda de consumo interno y la industrialización de los productos derivados. Estados Unidos lideraba la política de lucha contra el narcotráfico, e intervenía en las decisiones de la política interna del país. El fracaso de dicho modelo heredado significó un giro de 180 grados. Bajo el liderazgo y conducción del presidente Evo Morales, nuestro país diseñó e implementó un nuevo modelo que ha permitido dignificar la lucha antidrogas en Bolivia, con carácter participativo, con una coordinación estatal eficiente, asignando recursos económicos y generando mecanismos de concertación y cooperación internacional bajo los principios de no intervención y respeto mutuo; política que fue implementada a través de las estrategias de lucha contra el narcotráfico, revalorizando la hoja de coca, reduciendo y controlando los cultivos excedentarios de coca y fortaleciendo la lucha contra el narcotráfico con resultados importantes reconocidos por la comunidad internacional.

Este nuevo paradigma de la política antidrogas en el ámbito nacional es de carácter participativo y se destacan logros respecto a la reducción de los cultivos excedentarios de hoja de coca: de 57 mil hectáreas en los años 80 en la actualidad existen 24 mil hectáreas. Están enmarcadas en el modelo de nacionalización de la lucha contra el narcotráfico que nuestro Estado viene ejecutando y donde cohabitan principios substanciales de soberanía, dignidad, respeto a los derechos humanos, participación, control social, responsabilidad común y compartida con conceptos transversales como la evidencia científica y la salud pública.

Con nuevos instrumentos normativos, y abandonando la legislación impuesta, Bolivia encara la política soberana de lucha contra el narcotráfico con la Ley 906 general de la coca, y la Ley 913 de lucha contra el tráfico ilícito de sustancias controladas.

Los pilares de la nacionalización de la lucha contra el narcotráfico definen:

- Soberanía con dignidad: El Estado toma decisiones de manera soberana, sin la injerencia de potencias extranjeras

- Concertación: Se deja de lado la erradicación forzosa en el Chapare para pasar a la erradicación concertada en el trópico de Cochabamba y los Yungas.

- Enfoque en las personas y desarrollo: Se fortalecen las capacidades de los sindicatos y comunidades, evitando las divisiones internas.

- Recursos propios: La erradicación de cultivos y la lucha contra el narcotráfico cuentan con financiamiento propio del Estado.

- Leyes acorde a la realidad del país: Normativa propia de interdicción, prevención en consumo de drogas y debilitamiento financiero de las organizaciones criminales.

- Enfoque en inteligencia operativa antinarcóticos: Funcionamiento del Centro regional de Inteligencia antinarcóticos con sede en Santa Cruz de la Sierra. Luego de que el presidente Morales, el año 2013 lograra el reconocimiento internacional del masticado de hoja de coca, mediante una denuncia y la reserva en la Convención de Viena de 1961.

Esta semana, durante el 62 periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas, el presidente Evo Morales presentó el modelo boliviano de lucha contra el narcotráfico, mostrando las cualidades soberanas de concertación y control social, que aplica hoy el Estado. Lo que destaca en el modelo boliviano y que la comunidad internacional resalta es lo siguiente:

La revalorización y protección legal de la hoja de coca en la Constitución Política del Estado; el control social con soberanía; la responsabilidad compartida y respeto a los derechos humanos; la inversión en el desarrollo y enfoque de las personas no condicionado; la erradicación concertada que facilita el acceso a un mercado legal y regulado de hoja de coca, (por ejemplo, en el porcentaje de superficie de cultivos de coca en el mundo, Bolivia representa ya solo un 10%, mientras que Perú y Colombia representan el 20% y el 70% respectivamente); la prohibición de uso de agentes químicos en la erradicación; la cooperación y coordinación entre cultivadores, el Estado boliviano, la Unión Europea y la UNODC en el desarrollo de un sistema de monitoreo de cultivos enfocado en indicadores de impacto y desarrollo.

Finalmente, el modelo boliviano de lucha contra el narcotráfico como lo señala el ministro de Gobierno, Carlos Romero, registra resultados contrastantes con el pasado en todas las áreas. Literalmente, con nuestros propios esfuerzos cambiamos la imagen del país, mostrando al mundo resultados y experiencia a replicar.

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