Opinión

Fronteras tensas

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6 de agosto de 2018, 4:00 AM
6 de agosto de 2018, 4:00 AM

En los primeros días de agosto, el Gobierno argentino desplazó 30.000 soldados a la frontera con Bolivia para tratar de frenar el ingreso de cocaína, en medio de un clima de tensión que no se veía desde principios del siglo XIX.

Todo esto se da mientras los gobiernos de los dos países ofrecen versiones contradictorias sobre los volúmenes de gas boliviano que va hacia Argentina, con amenazas de multas de ambos lados.

Hace dos siglos, el Gobierno argentino de entonces acusaba a Bolivia de alentar el separatismo de sus provincias norteñas, pero ahora el problema está concentrado en las dos principales exportaciones bolivianas.

Los volúmenes de gas natural que Argentina recibe de Bolivia son insuficientes, mientras que los volúmenes de cocaína son tan grandes que en siete meses fueron capturados 3.500 kilos, según dice la Gendarmería argentina.

Estas dos industrias, la una legal y la otra ilegal, tienen condiciones muy dispares en Bolivia. Las inversiones petroleras están frenadas desde 2006 por culpa de la propaganda de la autodenominada “nacionalización”, con lo cual las reservas han caído hasta niveles que el Gobierno no se atreve siquiera a reconocer.

Mientras tanto, la industria de la droga tiene inversiones gigantescas y expande sus áreas de control mediante leyes que aprueba el Parlamento, y cuenta con ingresos que superan al PIB, el ingenuo PIB que se limita a medir las actividades económicas legales.

Los cálculos que propone la ONU dicen que las capturas del tráfico de drogas apenas representan menos del 10% del flujo verdadero. Por lo que se concluye que Bolivia envió a Argentina 35 toneladas de droga entre enero y julio. El economista Carlos Armando Cardozo Lozada calcula que la coca “excedentaria”, que ahora ha sido legalizada, genera ingresos por montos inverosímiles, de 56.000 millones de dólares al año, casi dos veces el PIB.

El presidente Mauricio Macri, que llegó al Gobierno en elecciones realizadas en diciembre de 2015, porque ganó en las provincias argentinas más golpeadas por el narcotráfico, es quien ahora ha militarizado la frontera. El temor de él y de muchos otros argentinos es que el narcotráfico pone en riesgo la existencia de la República Argentina, como ocurre en Afganistán, en Somalia, en México… Algunos bolivianos tienen el mismo temor y quisieran que el narcotráfico no se apodere de Bolivia.

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