Opinión

Hacer bolsa el planeta

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23 de enero de 2019, 4:00 AM
23 de enero de 2019, 4:00 AM

Ya no queda medioambiente, pero la lucha continúa. En Bolivia, la toma de conciencia del cuidado de la Tierra, de los recursos naturales, del medioambiente va poco a poco cobrando fuerza, pero no es suficiente. Son loables los esfuerzos de ambientalistas, grupos ecologistas y personas e instituciones que, con su saber, trabajo y voluntad, intentan cambiar actitudes, formas, malas costumbres y hacer ver o convencer de que no hay camino posible si continuamos maltratando, descuidando, destruyendo y contaminando nuestro medio natural. Las frías leyes no son suficientes si no van acompañadas de campañas de concienciación y acciones concretas.

Comenzar desde uno es el primer paso, dejando de consumir tanto plástico inútilmente, por ejemplo. Este invento industrial ha proliferado para todo y para nada, y causa un daño tan irreparable como letal. Con las bolsas de las compras, de los envoltorios, de regalos, de la verdura y la carne; empaquetar los paquetes, plástico que envuelve plástico, el ‘arte del packing’, cuánta inutilidad y cuánto daño.

Un desastre ambiental del que poco sabemos.

De acuerdo con la ONU, cada año se vierten en el océano 13 millones de toneladas de plásticos. Los plásticos se fabrican a partir del petróleo, un recurso no renovable, responsable de la emisión de gases de efecto invernadero, o sea, del cambio climático. Las bolsas contaminan durante su fabricación y también durante su incineración, algunas están impresas con tintas tóxicas. Parecieran escasos los esfuerzos ante tanta inmensidad acostumbrada al consumo indiscriminado. El reto es empezar a dejar de consumirlas innecesariamente. Por ejemplo, una bolsa de plástico tarda en degradarse entre 150 y 1.000 años. El 1% de las bolsas de plástico se recicla y el resto se mezcla con la naturaleza.

Mejor es utilizar la bolsa de tela y las biodegradables, fáciles de disolver en la naturaleza. Vivir sin plásticos, una sana costumbre, sabiendo que podríamos dejar de hacer bolsa el planeta, el único que tenemos.

Es una cuestión de actitud. Pero también de normativas que prohíban su uso injustificado. En muchos países los supermercados optaron por cobrar por ellas para que la gente sienta el impacto económico y utilice otro tipo de bolsas. En otros han optado por dejar de vender en los grandes centros comerciales algunos plásticos, como pajitas (bombillas), tenedores y platos, y no regar con bolsas al cliente. Hacer bolsa el planeta dependerá solo de nosotros.

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