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9 de enero de 2019, 4:00 AM
9 de enero de 2019, 4:00 AM

“Quiero decir de manera pública, estamos teniendo un problema en el tema soya”, dijo el presidente Evo Morales, preocupado porque, acabando de abrir el mercado de China para exportar soya y derivados, se enteró de que la producción del grano no alcanzó para cubrir la demanda total de las plantas industrializadoras.

En un destacable sinceramiento, Morales intuyó que el problema podría deberse a las políticas de administración de la tierra y a la prohibición de sembrar soya transgénica, mencionando como solución ampliar cultivos y su tecnificación (Evo revela que este año falta soya para las industrias, Erbol, 29/12/18).

Qué bueno sería que sus colaboradores pensaran igual, siendo que la respuesta para que la industria trabaje al 100% de su capacidad tiene que ver con producir más y mejor, para lo cual Anapo pide la libre exportación, la eliminación del control de precios en el mercado interno, el pleno acceso a la agrobiotecnología y un precio justo para la urea, a fin de fomentar cultivos de rotación con la soya y mejorar el rendimiento general.

“A lo mejor (hay que) pensar en la productividad, y, cuando pensamos en ella, tanto Anapo como la CAO están demandando la autorización de eventos de biotecnología, que son eventos transgénicos”, dijo el ministro de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), acotando que “habrá que pensar en esa alternativa para mejorar el sistema productivo (Gobierno analiza producir más soya con biotecnología, Correo del Sur, 02/01/19). ¿Sabía usted que quienes la adoptaron crecen más que Bolivia y usan menos plaguicidas, como Paraguay, que produce tres veces más?

Gracias a Dios que finalmente el MDRyT admite algo así y quiera Dios que el Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA) esté enterado también de la preocupación del presidente y actúe en consecuencia, sin oponerse a la aprobación de eventos biotecnológicos para la soya, el maíz, el algodón y la caña, como piden desesperados los pequeños productores. Señores… ¡ayúdenlos a crecer!

¿No resulta contradictorio que el presidente abra mercados y habilite puertos internacionales y que sus colaboradores no lo apoyen en el desafío de subir la productividad y ampliar el área de siembra para triplicar la producción de alimentos hasta 2025? ¿No entienden esto ciertos ministerios y asesores?

Hay capacidad en la industria, hay mercados externos, hay puertos habilitados, pero si no hay más oferta, de nada sirve. ¿Será que el presidente ignora que hay quienes no hacen bien las cosas y que otros –desde adentro– afectan su gestión?

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