Herencias tóxicas
En medio de los festejos del gobierno sobre la “estabilidad” de la economía y el congelamiento de la paridad monetaria, el economista Francisco Rodríguez, de Torino Economics, alerta sobre la necesidad de ajustes que incluyan la reducción del gasto público y la devaluación de la moneda. Dice el economista que a Bolivia, como todos sabemos, le fue muy bien durante el boom de las materias primas, pero que eso ha pasado sin que el gobierno parezca haberlo advertido ni haya optado por hacer un ajuste externo.
Y añade: “Como consecuencia, ahora presenta déficits considerables, del 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en la cuenta corriente y el 7,8% del PIB en las cuentas fiscales. Esto nos hace pensar que el país va directamente hacia una crisis de balanza de pagos”. Indica también el economista que es poco probable que el gobierno del presidente Evo Morales aplique ajustes durante este proceso electoral, y que incluso se atreva con políticas expansivas más agresivas, para entregar obras o proyectos al electorado, pero que: Gane quien gane en los comicios, “la nueva administración probablemente tendrá que llevar a cabo ajustes macroeconómicos políticamente costosos”.
Es decir, que la herencia que podría dejar este gobierno al que lo suceda sería tan tóxica como la que dejó el peronismo al presidente Mauricio Macri en Argentina, con ajustes que serían “políticamente costosos”. Si a esto se suman las amenazas ya expresadas por dirigentes del MAS de hacer la vida imposible a un futuro gobierno que los desplace en 2020, pues quienes aspiran a gobernar el país deben saber lo que les espera.
Por el momento, el gobierno muestra que tiene la intención de seguir aumentando el gasto, la deuda y, quizá con mala intención, preparar bombas de tiempo para quienes desplacen al MAS. Los bancos han dado una mano muy firme al gobierno pidiéndole que no devalúe la moneda, al contrario de lo que dicen los productores y exportadores, que se las tienen que ver con que sus productos son cada vez más caros en el exterior.
Los expertos que obedecen al gobierno dicen que devaluar la moneda no sería conveniente porque Bolivia solo exporta materias primas, pero olvidan que hay un sector llamado “no tradicional” que sufre con la moneda sobrevaluada.
Mientras tanto, la carga explosiva para el futuro gobierno va ganando en megatones.
