Opinión

Imprevisible, trágica y violenta

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15 de septiembre de 2018, 4:00 AM
15 de septiembre de 2018, 4:00 AM

La sucesión presidencial que resultará del actual proceso electoral en Brasil ha sido calificada por Paula Cesarino Costa, de Folha de Sao Paulo, como “imprevisible, trágica y violenta”. Tal vez muchos comparten los dos primeros calificativos. No, en cambio, el último, pues no corresponde a la realidad. De igual modo, pocos estarán de acuerdo con lo dicho en una reciente nota editorial del prestigioso Le Monde, en sentido de que Brasil “es un país que parece haber perdido el control de su destino”.

No es extraño que la gran incertidumbre sobre los resultados finales del proceso electoral, provoque estas sensaciones de pesimismo. Sin embargo, es más acertado pensar que, pese a sus dificultades – incluyendo el descrédito de la mayoría de las formaciones políticas- la democracia brasileña se muestra fortalecida y en vías de renovación.

En una primera instancia, dos hechos recientes parecen haber influido en el clima de las elecciones y en las percepciones de los electores: el atentado contra Jari Bolsonaro, candidato del derechista Partido Social Liberal (PSL), y el fallo del Tribunal Electoral negando la inscripción de Luis Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT). Del mismo modo, la decisión de este último de renunciar a su candidatura a favor de Fernando Haddad. Según una última encuesta de Datafolha, conocida a principios de esta semana, Bolsonaro se sitúa como favorito con el 24% de la intención de voto, seguido, a cierta distancia, por Ciro Gomes (PDT), con el 13%; Marina Silva (Rede), con el 11%; y Geraldo Alckim (PSDB) y Fernando Haddad (PT), con el 9%. En un anterior sondeo, este último tenía en su favor un 4%, Bolsonaro un 22% y Lula da Silva un 39%.

Con esta fotografía en la mano, los analistas empiezan a hilvanar conjeturas sobre el resultado final de los comicios del 7 de octubre. Con todo, la pregunta sin respuesta sobre qué porcentaje de los potenciales votos a favor de Lula da Silva pasará a Haddad, es un factor que dificulta cualquier pronóstico. Hasta antes de la inscripción como candidato de este último, se suponía que el ganador, en la primera vuelta, sería Bolsonaro. Pero, al mismo tiempo, otros indicios -incluyendo aquel que el 43% expresaba que nunca votaría por él- daban a entender que el líder derechista sería derrotado en segunda vuelta por cualquiera de los otros candidatos. Lo único seguro, por de pronto, es que el próximo Gobierno será un gobierno débil y que el Congreso a ser elegido se caracterizará por una conformación plural y dispersa.

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