Opinión

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Incongruencias en el poder municipal

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28 de julio de 2018, 20:11 PM
28 de julio de 2018, 20:11 PM

El despido de casi medio millar de funcionarios del Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra, oficializado en las últimas horas, ha obligado a muchos a poner los ojos sobre el poder municipal cruceño. Una mirada tardía y aun timorata sobre una gestión marcada por incongruencias que no son ajenas a los otros dos niveles de gobierno, pero que en el caso del poder local pasan casi desapercibidas, para beneficio de una cúpula cada vez más proclive a gobernar sin transparencia, sin rendir cuentas y sin frenos que limiten excesos en el manejo del dinero público y en las atribuciones concedidas por ley.

El tema de los despidos masivos es apenas uno más en la larga lista de las incongruencias vistas en la municipalidad. Guarda todas las características de una gestión que se mueve en la improvisación y a la que le resulta difícil explicar hasta convencer sobre las razones verdaderas que la llevan a tomar drásticas medidas como esta. Los argumentos dados sobre el hallazgo de títulos falsos o de que habrían evidenciado casos de funcionarios en cargos que no se ajustan a sus perfiles profesionales, no bastan para justificar la medida. Menos aún frente a algunas versiones que señalan pugnas políticas internas y un reajuste en las cuotas negociadas entre el oficialista SPT y sus aliados MAS y UCS.

La improvisación es una marca difícil de soslayar en los despidos masivos. El desajuste en el funcionamiento de las guarderías municipales y la suspensión de audiencias por falta de funcionarios de la Defensoría de la Niñez prueban que la medida fue improvisada. Más bien que no ha habido incendios en las últimas horas, porque ahí la evidencia iba a costar carísima: entre los despedidos están los bomberos, tal vez el grupo menos valorizado y más golpeado, y no apenas por la municipalidad, como les comentaré la próxima semana. Han despedido a guardaparques, que ya eran pocos. Y han descabezado el Observatorio Municipal de Seguridad Ciudadana, una de las mejores iniciativas de los últimos años.

Hace poco, el mismo Gobierno Municipal cruceño dio muestra de otra improvisación: un nuevo cambio en la estructura del Ejecutivo. Volvió a modificar su organigrama, a mitad del año, recreando secretarías, eliminando otras, creando direcciones, etc., acarreando con ello un gasto innecesario en el rediseño e impresión de papelería y sellos utilizados en la engorrosa y pesada burocracia municipal. Todo esto, sin previo análisis a fondo o previa consulta a las instancias autorizadas para definir esos cambios. Esto no es nuevo, desde hace años hay cambios improvisados en el organigrama municipal. Con una prueba de yapa para las incoherencias: autoridades en cargos ajenos al perfil profesional que tienen.

Así vemos a una arquitecta reciclada en la secretaría de Administración y Finanzas, o a una abogada y exjueza en la secretaría de Recursos Humanos, por citar un par de casos en el Ejecutivo municipal. Aunque tal vez el ejemplo más contundente de las incongruencias vistas en el poder local está en el doble rol que juega la presidenta del Concejo, cada vez más parecida a una alcaldesa de facto en el ejercicio de sus funciones, que a lo que de hecho es y para lo cual fue elegida, cabeza del Legislativo municipal. Es cierto que recibe críticas por esa doble función, pero convengamos que no con la fuerza que corresponde, sobre todo si se considera el conflicto de intereses en el ejercicio de esos dos roles.

Todo eso, y más pasa en el gobierno local, sin que haya poder ciudadano capaz de obligar a sus elegidos a enderezar entuertos, a transparentar cada una de sus acciones y a rendir cuentas de cómo manejan el dinero y los recursos municipales. Una tarea aún pendiente, cuyo incumplimiento nos aleja cada vez más del ideal de un buen gobierno, de una gran y moderna ciudad.

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