Opinión

Instituto Nacional Electoral (INE)

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31 de mayo de 2018, 4:00 AM
31 de mayo de 2018, 4:00 AM

Los que pagan algún jornal ruegan angustiados al presidente que mida mejor el crecimiento de la producción nacional. Están convencidos de que la economía no ha crecido significativamente y los desespera el anuncio de que deberán pagar dos veces aguinaldo a sus trabajadores. Acaban de escuchar que, con medio año de anticipación, el presidente ya sabe cuánto creceremos y sabe cuál será el informe de los encargados de medirlo.

¿Qué temen los empresarios? ¿No será el INE, oficina técnica, quien hará los cálculos y mediciones? El INE es el encargado de hacer seguimiento a la economía nacional y de dar oportunamente el dato exacto. El problema es que hace 12 años que el INE ha dejado de ser oficina técnica. No sabe de exactitudes ni de ciencias. Ahora es una repartición exclusivamente política ¿Recuerda usted el último censo? No fueron capaces ni de recoger la información, pero con imaginación desbocada, inventaron los resultados que había ordenado el jefe. 

La razón para anunciar el segundo aguinaldo no es el crecimiento económico. Es exclusivamente el proceso electoral que se avecina. Urge compensar con favores extraordinarios el desagradable ambiente que rodea a la reincidente candidatura del presidente. Urge regalar dinero a las masas y mejor si es ajeno. Saben que dejan herida la economía. Saben que no hacen ningún favor a los trabajadores que sueñan con el pago extraordinario. Saben todo, pero necesitan desesperados el aplauso agradecido.

Ya han dado la orden. El INE tiene que decir que el crecimiento de la producción es inmenso y, como saben que no es creíble, le han encargado que lo disimule con la inversión que promete el gobierno. Que invente cómo relacionarlo. La argucia no convence ni a los niños, pero están felices de su hallazgo. Está a la altura de su nivel técnico ¿Usted qué cree? ¿Lo que se invirtió en fantasmales aeropuertos, que no reciben pasajeros ni aviones, cambia en un quinto la producción nacional? ¿El nuevo palacio presidencial, absurdo de ostentación y boato, se traducirá en incremento de la capacidad económica? Ni las fábricas cubiertas de telarañas, ni los ingenios que no tienen caña, ni los inmensos campos deportivos construidos donde no hay público, nada se traduce en mejor ni mayor producción. Pueden replicar cien nuevos museos de Orinoca y nuestra economía no crecerá por eso. Quizás se agote. Alimentan la egolatría y la estupidez, pero nada más. Pero órdenes son órdenes. Campaña electoral es campaña electoral.

Quebrarán los ingenuos que se arriesgaron a invertir en este socialismo de alasitas del siglo 21. Cada decisión gubernamental es un golpe a la productividad y a las posibilidades de sobrevivir de los productores. Las arbitrariedades no dependen del PIB. El PIB depende de las arbitrariedades, como depende del despilfarro, como depende de las trampas y trabas permanentes. Ya cojeábamos de la economía, pero cuando se acercan las campañas electorales, vamos camino del suicidio económico nacional.

De la misma manera que los nuevos jueces no son justicia, de la misma manera que el banco de la Unión no es custodio de los dineros públicos, de la misma manera que la Contraloría no es control de ninguna honestidad, exactamente igual, el INE no es técnico ni es capaz de medir la evolución de la economía del país. Simplemente, es un instrumento para apropiarse de la inversión productiva de los emprendedores del país y financiar con ella la campaña electoral del presidente.

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