Opinión

La barbarie de las violaciones

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15 de marzo de 2019, 4:00 AM
15 de marzo de 2019, 4:00 AM

La sociedad boliviana está horrorizada al ver la cuenta de violaciones que son denunciadas cada día en el país. Se podría hablar de estadísticas para dimensionar el problema, pero lo cierto es que cada mujer que es víctima de un salvaje que abusa de ella implica el desmoronamiento de una vida, el quiebre de una ilusión, la destrucción de un futuro.

Tras la denuncia de una violación múltiple, ocurrida en Santa Cruz de la Sierra, surgieron nuevas denuncias similares: una joven que fue dopada y abusada por varios hombres en un garaje durante el Carnaval de 2016; otra menor de edad que fue agredida sexualmente por varios hombres en Montero, producto de lo cual se ha convertido en madre.

Estas denuncias van desnudando que ‘las manadas’ no son casos aislados en la sociedad. También hay acusaciones en otros lugares del país y, lo peor, ¡vienen ocurriendo desde hace varios años!

Por otro lado, tres mujeres detenidas en carceletas de Rurrenabaque y de Reyes (Beni) han hecho conocer que fueron víctimas del salvajismo de policías que las custodiaban. En Rurrenabaque, la denunciante es una joven brasileña, de quien no solo abusaron sino que también le retuvieron su documentación, lo que le impedía huir de la pesadilla a la que era sometida. En Reyes, dos presas contaron que los uniformados, en estado de ebriedad, eran los verdugos. Una de ellas acaba de retirar la acusación, pero no hay que olvidarse que el Ministerio Público está obligado a investigar de oficio, porque es frecuente que quienes cometen el delito, después intimiden a sus víctimas con amenazas para que ellas paren el proceso.

La barbarie está instalada y no hay que esperar nuevas denuncias para actuar. Esto demanda acciones inmediatas. Primero, es urgente que los casos sean investigados y sancionados con las más altas penas, especialmente para los policías que incumplieron su deber y traicionaron a la sociedad a la que juraron proteger. No se deben perdonar estos vejámenes.

Por otro lado, es preciso iniciar una política urgente de educación en las escuelas, en las universidades, en oficinas públicas y privadas porque hay que erradicar la creencia de que la mujer es un objeto y que se puede hacer con ella cualquier cosa.

También se necesita empoderar a las mujeres para que denuncien sin temor y la sociedad civil organizada tiene la obligación de hacer seguimiento a cada caso, demandando castigos severos que terminen con este delito que lacera la esencia misma de la sociedad.

El Día de la Mujer hubo muchas felicitaciones de los políticos de turno. Señores, eso no alcanza. Tampoco las leyes que se quedan en el papel, mientras sube el número de víctimas de agresión sexual. Los burócratas tienen que cumplir con la sociedad y crear mecanismos que generen resultados. Que las cuentas de las violaciones no sigan en ascenso.

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