Opinión

EDITORIAL

La peligrosa falta de transparencia en el TSE

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22 de septiembre de 2019, 3:00 AM
22 de septiembre de 2019, 3:00 AM

Demasiadas contradicciones hacen dudar de la transparencia con que se está desarrollando el proceso electoral. El cambio de dos directores del Servicio de Registro Cívico (Sereci) en Cochabamba y Santa Cruz, respectivamente, sumado a unos 14 despidos de funcionarios de la misma institución en este departamento han sido alarmas que inquietan principalmente a los ciudadanos, verdaderos protagonistas de la cita del 20 de octubre.

En Santa Cruz sorprendió que las autoridades del TSE designen director del Sereci a un funcionario que vivía en otra región del país y que está empapándose de la realidad cruceña. Si bien la nueva autoridad considera que tiene derecho al trabajo, aunque no hubiera vivido en este departamento, es sabido que cada distrito electoral tiene sus propias características por lo que no parece atinado imponer a una persona de una región en otra a solo un mes de las elecciones nacionales. El despido de 14 funcionarios incrementa la susceptibilidad ciudadana, pues esa institución es la responsable de que los datos de las actas de votación sean transmitidos al cómputo oficial.

Para la transmisión de las actas de votación desde los recintos electorales es preciso contratar a 1.500 personas, que deben desplazarse hasta los lugares de sufragio para fotografiar las actas y enviarlas al Órgano Electoral. Al preguntar cómo será el procedimiento para ocupar esas vacancias, en el Tribunal Departamental Electoral señalan que la responsabilidad es del órgano nacional y cuando se les pregunta a los vocales nacionales, aseguran que se trata de una misión departamental. ¿A quién se le cree? ¿Por qué no hay transparencia en un procedimiento que ya debería estar delineado y que tendría que cumplirse de manera técnica?.

Ese es el contexto que da pie a que la oposición manifieste su temor de que haya fraude electoral, aunque el partido oficialista y los vocales del TSE lo nieguen.

La suma de imprecisiones alimenta la desconfianza. Esta carencia de fe en la eficiencia de los administradores de los comicios nacionales ha llegado al extremo de que ha sido el mismo embajador de Alemania el que se ha referido a la desconfianza ciudadana en el Órgano Electoral y ha expresado su inquietud respecto a lo que pueda ocurrir el día después de las elecciones. Su país ha aportado 100.000 dólares para la contratación del Sistema de Transmisión Rápida de Datos, que debe permitir que se conozcan los resultados la misma noche de la votación.

La campaña electoral ya está en curso. Faltan 28 días para los comicios. Ya fueron sorteados los jurados electorales para supervisar el proceso de votación. El tiempo se agota y la confianza no llega.

Es preciso que los vocales demuestren que tienen el control de esta elección. En este momento no es solamente que se ve a un TSE muy afín con el Gobierno y el presidente candidato, sino que también hay dudas de la capacidad de quienes están a cargo de la administración de los votos.

Si la ciudadanía percibe falta de legitimidad por la desconfianza sembrada, pueden venir días cargados de conflicto, que serán responsabilidad exclusiva de quienes no mostraron transparencia ni capacidad para realizar los comicios. Esta es una elección compleja y precisa de profesionalismo y máxima responsabilidad de los administradores.

 

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