De forma anticipada y con las encuestas desfavorables debido a una polémica y difícil gestión gubernamental, Donald J. Trump ha lanzado su campaña para lograr la reelección en noviembre de 2020.

El presidente de Estados Unidos eligió el Amway Center, en Orlando, el centro de Florida, un estado clave para sus aspiraciones políticas. Allí, sobre la mesa, Trump puso dos cartas fundamentales para quedarse un periodo más en la Casa Blanca.

La primera son los inobjetables resultados positivos de la economía estadounidense que ha encontrado nuevamente la senda del crecimiento pese a su declarada ‘guerra comercial’ con China y varios de sus aliados estratégicos.

La segunda es el nacionalismo, asentado en su relato populista y antiinmigrantes, que hace eco en amplios sectores sociales que reclaman un reposicionamiento de Estados Unidos en medio de un contexto internacional donde otras mega potencias ascienden mientras el poder geopolítico de Washington seriamente está en cuestión.

Las encuestas, sin embargo, señalan que los estadounidenses no están plenamente convencidos con una gestión marcada por los escándalos judiciales vinculados con la participación rusa en la campaña de Trump en 2016, las diversas denuncias por sus relaciones con mujeres y las disidencias internas que han llevado a una decena de sonadas renuncias en Washington.

Al frente, el ahora presidente-candidato tiene a connotados candidatos declarados en el partido Demócratas y a no pocos republicanos que pretenden terminar con un mandato que ha dañado, aseguran, el contrato social y constitucional que regía a la democracia estadounidense, especialmente por su excesiva concentración del poder. El expresidente de Barack Obama, Joe Biden aparece como su principal rival en esta carrera, sin dejar de lado al izquierdista Bernie Sanders que también aparece con posibilidades según los sondeos.

Para América Latina, la gestión Trump no ha regalado más que políticas contrarias al entendimiento y las mejores relaciones. La decisión de construir un muro en la frontera con México y las acciones contra los miles de migrantes latinos son parte de una gestión que privilegió una mirada hacia adentro antes que hacia la integración y el intercambio comercial.

Falta mucho para que se inicie la pugna real por el poder en la principal potencia del mundo. Recién en febrero de 2020 tendremos la primera elección interna en el denominado caucus en el estado de Iowa, otro estado clave para definir quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca. Hasta entonces Trump tendrá tiempo para convencer realmente que con una sana economía y con unas políticas nacionalistas es suficiente para que el magnate de Nueva York se quede en el poder por otros cuatro años.