Opinión

Las razones de Unasur

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30 de abril de 2018, 4:00 AM
30 de abril de 2018, 4:00 AM

El día en que Bolivia asumió la presidencia pro témpore de Unasur, seis países del bloque (la mitad de los socios) renunciaron.
Esto no es para tomárselo en broma. Este es un gesto de rechazo, de desprecio, de repudio.

Habían estado todos tranquilos mientras Argentina estaba en la presidencia, pero cuando le toca a Bolivia, se produce una estampida.
Uruguay, que se las da de la Suiza de Sudamérica, ha dicho que quizá sea bueno meditar antes de dar por muerto este esquema de integración creado por el finado Hugo Chávez.

El Gobierno de Ecuador expresó su confianza en que Unasur siga viviendo, gracias a los esfuerzos que pueda hacer el Gobierno de Evo Morales.
Pero todos los demás miembros parecen decididos a dejar que descanse en paz este proyecto de integración sudamericana. No sería el único y quizá tampoco sería el último que muere.

El Gobierno boliviano ha convocado a reuniones de cancilleres y de presidentes, pero no ha recibido respuestas. Esto huele a velatorio.
Las razones para que se dé este fracaso son muy pocas. O una sola.

Tres de los seis países que formaron la estampida tienen problemas con la droga boliviana que entra en sus territorios.

Brasil tiene una brigada de la Fuerza Aérea dedicada a cazar avionetas bolivianas que ingresan a ese país llevando cocaína. El jueves 26 de abril se informó de un nuevo caso de esa cacería: una avioneta boliviana fue interceptada y obligada, con disparos de ametralladora, a aterrizar en el Parque Nacional do Pantanal Matogrossense con sus 150 kilos de droga. El control aéreo a cargo de aviones A-29 impide el ingreso de las avionetas bolivianas.

De las avionetas que entran en territorio argentino ya ni se informa en detalle. Los radares israelíes y los esquemas sugeridos por la DEA de Estados Unidos, de esta ‘task forcé’, están frenando en parte el ingreso de la droga boliviana. Los continuos cambios de fecha de la cita Morales-Macri, desde agosto del año pasado, muestran que Argentina ya no le tiene paciencia al presidente cocalero de Bolivia.

Y Chile, que se ha propuesto no responder ningún mensaje a Bolivia por temor a que cualquier respuesta sea incluida en la lista de obligaciones presentada en La Haya, se limita a frenar el ingreso de la droga y a difundir, eso sí, los detalles de cada una de las capturas.
Bolivia podría ser el sepulturero de Unasur.

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