Opinión

Lo que queda del G-20

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8 de diciembre de 2018, 4:00 AM
8 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Ha transcurrido suficiente tiempo como para evaluar lo que queda de la última reunión del Grupo de los 20 llevada a cabo en Buenos Aires. Para esta evaluación es posible adoptar, al menos, tres perspectivas: la del grupo mismo, la de la región de América del Sur y la del actual Gobierno de Argentina. Tres visibles interesados en el logro de buenos resultados en todo sentido. Para el grupo es un logro nada desdeñable la aprobación de un comunicado conjunto en el que se sintetiza la visión y los propósitos de los países miembros en la presente coyuntura de la economía global. Para la región de América del Sur queda el punto a favor de haber sido, por primera vez, sede de la reunión. Y, por último, un buen dividendo para Argentina y, en especial, para el gobierno de Mauricio Macri deriva de la calidad de la reunión tanto por su organización como por sus logros.

Una evaluación distinta y complementaria puede ser hecha de los muchos encuentros bilaterales entre los jefes de Estado y de Gobierno asistentes a la reunión. En este caso, será cada país el que aprecie lo alcanzado a la luz de sus aspiraciones e intenciones. Para Argentina, singular relieve tienen los 17 encuentros bilaterales del presidente Mauricio Macri. Por otro lado, para muchos países, tanto miembros como no miembros del G-20, es significativa la reunión del denominado G-2: el encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping, del cual parece haber derivado una ‘tregua’ en la guerra comercial Estados Unidos y China.

Antes de la reunión, se temió la reiteración de desacuerdos sobre cuestiones fundamentales, como las políticas comerciales y la cooperación sobre el cambio climático, tal como ocurrió el año pasado tanto en la reunión del Grupo de los 7, celebrada en junio en Canadá, como en la del Grupo de los 20, celebrada en Alemania. No pocos suponían que, una vez más, jugarían su rol como factores disruptivos del entendimiento y la búsqueda de colaboración los desplantes, las contradicciones y las inaceptables pretensiones de Donald Trump. Sin embargo, parece que esta vez se impusieron la prudencia y la templanza, inclusive a la hora de señalar desacuerdos o falta de consenso.

En síntesis, la reunión de Buenos Aires arroja un balance satisfactorio. Difícilmente algún observador podría coincidir con la apreciación de la BBC que, al referirse a la reunión de Hamburgo, subrayó que la misma mostró más que un G-20 compacto y solidario, un G-19+1 desarticulado y débil.

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