Opinión

Los debates fortalecen la democracia

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24 de julio de 2019, 4:00 AM
24 de julio de 2019, 4:00 AM

Un debate es una discusión en la que participan más de una persona o sector, opinan sobre uno o varios temas, defienden sus ideas y planteamientos. En política es el acto en el que los postulantes a un cargo público (en este caso la Presidencia y la Vicepresidencia) exponen sus planes de Gobierno y los contrastan con los de los adversarios. Quien se enriquece con estos ejercicios de comunicación son los electores, sin duda alguna.

En la historia global, hubo debates históricos, que aún son lecciones para los estrategas políticos y sus candidatos asesorados. Es como el examen que da el aspirante a gobernar frente al elector, demostrando así que es capaz de hacer planteamientos coherentes y sólidos, así como de defenderse de ataques; en suma, es uno de sus mayores esfuerzos para consolidar apoyo.

En Bolivia no hubo debates presidenciales después de las elecciones nacionales de 2003. En la actual campaña electoral, desde el oficialismo se habían cerrado las puertas a que el presidente Evo Morales, que aspira a una reelección, se siente frente a los otros candidatos presidenciales para contrastar planes de Gobierno y visión de país.

No obstante, ha sido saludable para la democracia nacional que el domingo 21 de julio los candidatos a la Vicepresidencia de Bolivia, Álvaro García Linera, del Movimiento Al Socialismo; y Gustavo Pedraza, de Comunidad Ciudadana, acepten la invitación de EL DEBER para comentar la primera encuesta nacional de intención de voto. Hubo un diálogo, hubo exposición de ideas, hubo críticas mutuas y, sobre todo, hubo la posibilidad de que la audiencia vea frente a frente a quienes quieren obtener respaldo para gobernar Bolivia. La ganancia fue para los electores.

Las democracias más consolidadas del mundo realizan más de un debate en sus procesos electorales. En Estados Unidos, en los países de Europa; en América Latina hay intercambio de opiniones entre presidenciables en Chile, en Argentina, en Brasil o Perú; en Uruguay se trabaja sobre una ley que obligará a los candidatos a contrastar sus planes de Gobierno. Con esto se demuestra que estos ejercicios de comunicación son fundamentales y demuestran una consideración y respeto de la clase política a los ciudadanos.

El diálogo que se produjo en EL DEBER el domingo pasado debería ser el primero y no el único. Organizaciones de la sociedad civil e incluso el mismo Tribunal Supremo Electoral deberían fijar agendas sobre la base de los temas que más inquietan a los votantes, a fin de que la decisión del respaldo ciudadano se base en argumentos racionales, desterrando los impulsos emotivos o la prebenda en la decisión del 20 de octubre.

Es valioso que los candidatos tengan contacto con la ciudadanía durante sus campañas; sin embargo, no es lo mismo tener un discurso unidireccional, con escasa retroalimentación, que someterse al escrutinio popular. Temas como la lucha contra la corrupción, el combate al narcotráfico, el manejo de la economía, el mejoramiento de la salud y de la educación merecen ser expuestos por todos y para todos, sin reparos de ninguna naturaleza.

Desde EL DEBER se agradece la confianza de los candidatos García Linera y Pedraza, así también se exhorta a avanzar en este ejercicio de comunicación que es tan saludable para la democracia nacional.

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