Opinión

Los tentáculos del crimen organizado

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9 de mayo de 2019, 4:00 AM
9 de mayo de 2019, 4:00 AM

Como las capas de la cebolla, a medida que pasan los días, se van desvelando nuevos detalles del caso Medina, dejando a la luz la penetración que tiene el narcotráfico en las esferas públicas; efectivos de la Policía coludidos con el crimen organizado, en una trama que sorprende y espanta a la ciudadanía. El asombro se acentúa al ver que personalidades que gobiernan, o que aspiran a hacerlo, tienen que salir a la palestra para dar explicaciones. Y la situación ya repugna al ver que el tema es utilizado como arma en la guerra sucia electoral.

En primer lugar, la mancha que ensombrece a la Policía no es únicamente porque un ex director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen de Santa Cruz (Felcc) o un oficial de la misma unidad están detenidos por supuestos vínculos con el narcotráfico; también lo es porque se detiene a más uniformados acusados de ser ‘volteadores de droga’ o porque los que son sindicados, señalan a su vez a otros jefes de la institución, en una cadena de nunca acabar.

También es inquietante que el presidente, que en principio exigió investigación y castigo por los asuntos denunciados, diga que se hace manipulación política cuando es su propio nombre el que sale en el caso, o que actores del oficialismo hagan denuncias a la oposición y no sean tan proactivos cuando se trata de investigar en la estructura oficial. No se puede entender que el ministro de Gobierno asegure, primero, que no fue quien ratificó en su cargo al coronel acusado y preso, para que después sea un video el que lo desmienta. Y llama poderosamente la atención que un miembro de la Fuerza de Tarea Conjunta y responsable del aeropuerto de Chimoré esté preso por vínculos con el tráfico de drogas.

La investigación periodística de varios medios es la que permite descubrir que el coronel Medina había sido investigado hace un año por la Felcn y que, a pesar de esto, en enero fue ratificado como cabeza de su unidad en Santa Cruz, resaltando –además- sus “cualidades de buen policía”. Frente a ello, cabe preguntarse: ¿Dónde estaba la Inteligencia de la Policía? ¿No le informan al ministro de Gobierno o al presidente del Estado? ¿O es que el dato de la indagación fue pasado por alto y se insistió en respaldar al coronel ahora cuestionado?

Las denuncias y las explicaciones que no convencen van mostrando que hay sombras también en candidatos de la oposición, lo cual suma el desasosiego general.

Lo que está pasando en el país es demasiado grave, las huellas que deja la colusión de ciertos niveles del Estado con el crimen organizado no se pueden esconder ni tapar; la confianza ciudadana en la Policía está minada al extremo, la fe en la versión de las autoridades va decayendo y amenaza con acabarse.

La ciudadanía merece respeto y transparencia. Las mentiras no aportan, la guerra sucia decepciona y desmorona las esperanzas. ¿Qué país se está construyendo si no hay señales claras de cambios estructurales de fondo?