Opinión

Los tiempos del gas

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2 de abril de 2018, 4:00 AM
2 de abril de 2018, 4:00 AM

Han comenzado a escribirse los obituarios del megacampo de gas San Alberto, ahora que, según todos los cálculos, le quedan unos 18 meses para seguir produciendo, y expirar.

Fue el más grande de los megacampos, ‘la madre de todos los campos de gas’, como dijo Jaime Paz Zamora en el momento del descubrimiento, en 1990.

Llegó a producir 13 millones de metros cúbicos por día. Pero ahora se está muriendo.

Desde su descubrimiento, demoró ocho años en comenzar a producir. Sus reservas de 5,3 TCF fueron medidas en 1999.

Y ahora se nos muere. ¿Era inevitable que muriera ahora? ¿O fue sobreexplotado, como se repite en reserva? La empresa operadora, Petrobrás, ha sido acusada de reventar la cabalgadura. Y ha respondido preguntando si no fue YPFB la empresa que ordenó aquella sobreexplotación. Con lo que el debate quedó en un aparente pero muy silenciado empate.

Pero no es cuestión de llorar por lo que pudo ser. Ahora, cuando el drama del agotamiento del gas es angustioso para todos menos para el gobierno, el moribundo San Alberto nos deja como herencia los plazos de la industria del gas.

Las reservas actuales, todas ellas, que estarían en 4 TCF, o quizá menos, como dicen expertos muy prestigiosos, se acabarán en tres o cuatro años, según José Luis Sureda, experto argentino entrevistado por el diario El Litoral de Rosario.

Este experto dijo algo más. “Para que aumente la oferta de gas boliviano en, digamos, 5 millones de m3/d, hace falta más desarrollo, pero hoy el precio está en aproximadamente US$ 5, y el gobierno boliviano se queda con la mitad entre regalías e impuestos. Con US$ 2,5 los números no dan”.

Es decir que las petroleras no tienen interés en explorar en Bolivia porque las esperanzas de obtener ganancias son muy pocas.

Pero si, de todos modos, alguna empresa estuviera interesada en explorar y encontrar nuevos yacimientos de gas en Bolivia, ya sabemos, por lo que nos deja como enseñanza San Alberto, que se requieren entre ocho y nueve años para que un campo nuevo comience a producir desde el momento de su hallazgo.

Si el gas se acabará en tres años y los descubrimientos de los que habla con tanto entusiasmo el Gobierno no se han hecho todavía, quiere decir que es urgente comenzar a pensar en la importación de gas para el consumo interno. Hay que tomar previsiones y no cegarse con la propaganda.

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