Opinión

Maldito hippie comunista

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18 de mayo de 2018, 4:00 AM
18 de mayo de 2018, 4:00 AM

La literatura boliviana contemporánea, a diferencia -por ejemplo- del cine, tiene apenas algunos destellos esporádicos del periodo de las dictaduras militares. El libro de seis cuentos de Édgar Lora, Maldito hippie comunista -su primera obra literaria de ficción-, se remonta a esos convulsos años.

En la contratapa, el autor agradece de corazón “a los jóvenes que ofrendaron su vida y arriesgaron su bienestar personal por combatir ideológica y físicamente a las dictaduras de los años 70. Recuperar la democracia, la paz y la libertad, fue la consigna que caracterizó a un elevado porcentaje de estudiantes universitarios que, en  un contexto cultural efervescente y maravilloso, pasaban de la alborada beatniks al sueño hippie y de ahí al compromiso político con los movimientos subversivos de la época. Fue una generación jugada, con una convicción absoluta de los ideales que defendían en beneficio del bien común”.

Este libro, desde la ficción literaria, es un registro para la memoria colectiva. La narrativa boliviana posdictatorial tiene todavía que llenar vacíos de todo el proceso social -con muchas vidas sacrificadas-, que derivó en este presente democrático en el que vivimos. No hay un corpus literario que dé cuenta o que explore lo que fueron los años de tiranía y de lucha por la democracia.

En el primer cuento, Los rostros de Demetrio, se describen los tejemanejes de un personaje de pueblo y la cárcel del rumor que lo persigue por un delito que todos le endilgaban, y que no le permitía ser lo que siempre había sido. Con una maestría formidable, el autor nos descubre el tortuoso entramado social de una comunidad en la que todos se conocen, pero nadie sabe la verdad verdadera. Volver en lluvia es quizás el cuento más corto, pero el más intenso. Es la versión que no se cuenta, la que no aparece en los documentos oficiales, pero está hecha de carne viva en la piel de sus anónimos protagonistas. Todas las que fuiste es un crudo testimonio de un guerrillero que regresa desde su destierro del Viejo Mundo a su pueblo natal. Este relato muestra la brutal represión de la dictadura y cómo se segaron jóvenes vidas en nombre de la patria. El cuento que da título al libro es el más cruento y descarnado de todos. En el relato y los testimonios se delinean las características más representativas de una generación de combatientes, cuyas vidas se inmolan por los valores en los que creían. A pesar de la crudeza en el registro narrativo, el autor deja surgir grietas de ternura que dan pie a la esperanza. Namasté en condominio aporta al libro la dosis de humor y picardía. Finalmente, Viento, dile a la lluvia cuenta el desarrollo de una amistad inesperada entre el narrador y un campesino que, sin bagaje académico para teorizar su pensamiento, le ofrece la mejor lección existencial. El autor entrelaza los acontecimientos con un tema musical que empapa de tristeza y melancolía el relato.

A pocos días de la muerte de uno de los últimos dictadores de ese oscuro periodo, Maldito hippie comunista es un valiente testimonio político que desgrana momentos de dolor y angustia provocados por el terrorismo del propio Estado. La narrativa de Lora, a pesar de la crueldad y la violencia de los hechos que describe, rescata el amor como valor trascendente que eleva y transforma espiritualmente al ser humano.

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