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22 de marzo de 2019, 4:00 AM
22 de marzo de 2019, 4:00 AM

Esta semana, la Asociación de Artesanos y Productores Luis Espinal Camps, de Cotahuma, presentó sus productos en la plaza Abaroa para recordar al mártir, a 39 años de su asesinato, “siguiendo su legado y práctica”. Stefan Gurtner, del Teatro Tres Soles, prepara su biografía en Cochabamba. Desde Barcelona trabaja la Asociación Luis Espinal Lucha y Fe. Tantos lugares llevan su nombre.

Monseñor Oscar Arnulfo Romero ya es santo oficial y no solo para los pobres centroamericanos. Desde las bardas del aeropuerto en San Salvador nos recuerdan sus valientes homilías hasta caer baleado cuando levantaba la hostia el 24 de marzo de 1980.

Qué dirían ellos y tantísimos héroes y mártires que lucharon contra la Doctrina de Seguridad Nacional; contra las dictaduras militares; contra los planes de coordinación represiva subregional; contra la sumisión de los gobernantes al imperio (de cualquier tipo). ¡Regresarían a la tumba llenos de espanto!

Los militares cogobiernan con los presidentes latinoamericanos burlando los intentos de los años noventa de tener Fuerzas Armadas institucionalizadas y no políticas. Ahora, con la ventaja de no ser responsables directos de los estropicios ni de las hambrunas, aunque protegen a los malvados que llevan a sus pueblos al borde de la inanición colectiva.

En Brasil, el retorno de las charreteras es más transparente y sin imposturas.

En Centroamérica es dramático, al punto de que los antiguos guerrilleros conviven con sus represores por un puñado de dólares. Nada ha cambiado. Más represión desde las botas, más jóvenes asesinados, más migrantes desesperados. Adiós utopías.

El Socialismo Siglo XXI desarrolla una estrategia envolvente, cuando el coronel venezolano Hugo Chávez aconsejó a quienes recibían su apoyo a mimar a los milicos: sueldos groseros, cargos diplomáticos, jubilaciones lujosas, contratos sin licitaciones. ¡Así se quedan por siempre, no importa el costo social!

Una biógrafa del tupamaro Eleuterio Fernández devela indignada cómo también el MLN negoció con los generales y no se castigó a los responsables de las torturas y desapariciones durante la dictadura. Aunque luego fue desautorizada, la esposa de José Mujica declaró que las FFAA son ahora del pueblo, citando a Chávez.

En Bolivia, el presidente Evo Morales habla mal de los neoliberales y de los periodistas, jamás de los militares. Hay que comparar sus mensajes contra algún candidato opositor o cuando murió García Meza. No aportó con datos a la búsqueda de la verdad, aunque en esa época él cumplía su servicio militar.

Las FFAA han sido humilladas; se condecora a contrabandistas uniformados como héroes de la reivindicación marítima; no hay cárcel para tantos involucrados en corrupción y caminos derrumbados. No se entrega información sobre el 17 de julio de 1980 a pesar de la victoria de la familia de Carlos Bedregal ante la CIDH. Un conferencista cubano nos quiere hacer creer que ahora son “del pueblo”. ¿Porque gritan Patria o Muerte? (¡Beberemos!).

El poder real no está con Álvaro García Linera, como piensan algunos, cada vez más parecido a Chapatín (no Jirafales, que sabe matemáticas) en algún episodio colegial del Chavo. El poder lo tiene un capitán y las estrategias se deciden con asesores en inteligencia, no con los movimientos sociales.

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