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19 de agosto de 2019, 4:00 AM
19 de agosto de 2019, 4:00 AM

Los datos de incineración de droga del primer semestre de 2019 realizados por la UNODC trajeron resultados duales. Por un lado, el organismo internacional subió su nivel de control en cuanto al porcentaje de incineraciones de droga en las que participó, respecto al año anterior, garantizando mayor transparencia a estos procesos. Por otro lado, se ha evidenciado una baja en las incautaciones de droga comparando con el mismo período de 2018. De acuerdo a datos oficiales, el secuestro de cocaína base en el primer semestre de 2019 bajó un 23% en comparación al primer semestre de 2018. La misma tendencia a la baja se ha observado en cuanto a las incautaciones de clorhidrato de cocaína y marihuana para el expendio, con una baja de 8% y 41%, respectivamente, entre los mismos periodos antes mencionados.

A simple vista, se puede pensar que esta baja tiene una atribución directa a un desempeño deficiente de las fuerzas policiales al no haber podido alcanzar al menos las cantidades anteriores secuestradas; sin embargo, el nivel de incautaciones de droga puede variar de un año a otro por diferentes razones, no siempre todas negativas. Un ejemplo es que, al ser el tráfico de drogas un delito transnacional, lo que ocurre en la frontera de un país tiene incidencia en el otro país y, siendo Bolivia principalmente país de tránsito, esto tiene efectos aún más directos.

Sin embargo, la Unodc en las conclusiones de su informe del primer semestre de 2019 de validación sobre incineración/destrucción de drogas ilegales incautadas en Bolivia, atribuyó esta reducción a diferentes factores. Primero, a la innovación de los procedimientos que usa el crimen organizado para no ser detectado, esto debido a los fuertes controles del Estado.

Asimismo, indicó la Unodc, que Bolivia, al tener una menor cantidad de cultivos de hoja de coca (los resultados de 2018 se presentan el 22 de agosto del presente año), ha disminuido la materia prima para la elaboración de cocaína. Este primer semestre, la Felcn destruyó 29 laboratorios de cristalización de clorhidrato de cocaína incrementando un 45% su destrucción en comparación al año pasado en el mismo periodo, lo que implica una desarticulación en la producción. A la vez, dijo la Unodc, los fuertes controles del Estado han obligado a los narcotraficantes a cambiar sus rutas. Por ejemplo, debido al trabajo intenso de interdicción que se viene realizando en el tráfico aéreo de Beni en los últimos meses, las rutas aéreas se habrían desplazado hacia el norte del país y, asimismo, la marihuana producida en Paraguay que tiene como destino final Argentina -que antes utilizaba a Bolivia como país de tránsito- habría encontrado nuevas rutas, inclusive descartando el paso por nuestro país, debido a la mejora en los controles del Estado boliviano.

Estas conclusiones, por lo tanto, refuerzan una vez más, que la estrategia implementada por el gobierno de Bolivia está teniendo resultados contundentes. Por un lado, el control del Estado está obligando a que las organizaciones criminales busquen nuevas rutas al verse afectadas directamente en su logística, y por otro, se establece una importante afectación a la disponibilidad de cocaína en diferentes etapas de la cadena de producción. Estos son, tal como lo afirma la Unodc, otros ejemplos más de que el modelo boliviano de lucha contra el narcotráfico está siendo exitoso.

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