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19 de abril de 2019, 4:00 AM
19 de abril de 2019, 4:00 AM

No te olvido Nicaragua, Nicaragüita y lloro junto a miles de tus hijos este aniversario de la cruenta represión contra los estudiantes, contra los monaguillos, contra los sacerdotes y religiosas. ¡Tanta muerte para mantener aferrados en el poder ilegal a Daniel Ortega y Rosario Murillo! Desde la época de Nicolae y Elena Ceausescu, de Rumania, no se conocían personajes tan parecidos a las parejas asesinas de las tragedias shakesperianas.

Hace 30 años se rebelaron los rumanos hastiados del autoproclamado ‘conductor’. La pareja, igual que Ortega y Murillo, era conocida por su vida lujosa mientras imponía la austeridad ‘socialista’ al pueblo. Un pelotón los fusiló en 1989. Rumania vivió días de terror que podrían haberse ahorrado con la renuncia a tiempo del dúo. La historia se repite en Managua porque la familia de ocho hijos más yernos, nueras, sobrinos, nietos, amantes se niega a abandonar su poderoso reinado. Ortega dejó de ser sandinista hace muchos años. Supera a las satrapías de los Duvalier, Somoza, Trujillo porque reprime a nombre de la ‘revolución’ y de la prédica mesiánica.

Gran amigo de Evo Morales le indujo a varios errores históricos, como la judicialización de la demanda marítima; el contrato de determinados abogados internacionales; la habilitación inconstitucional a nuevos mandatos presionando a sumisos jueces; interferencia en los otros poderes del Estado.

Ortega, como Nicolás Maduro en Venezuela, ha entregado la soberanía de su patria a los nuevos imperios que quieren controlar al planeta, China y Rusia. Pese al fracaso del canal interoceánico por el lago Nicaragua, para competir con Panamá, y otros negocios de empresas chinas, los dos gigantes asiáticos lo defienden. Igualito que hizo Estados Unidos con los Somoza. Es casi imposible creer que lo que vimos en 1979 hoy sea exactamente a la inversa. Paramilitares autollamados sandinistas- de la línea de los colectivos chavistas- asaltan a las universidades, reprimen a los sindicatos, arrastran a las muchachas en las barricadas. Las imágenes que podemos encontrar en canales internacionales- muy poco en Bolivia-estremecen.

¿Qué ha podido suceder para semejante desplome de los ideales del partido fundado por Carlos Fonseca Amador? Algunos de los antiguos comandantes- hoy perseguidos por Ortega-Murillo-, como Henry Ruiz o Mónica Baltodano, intentan encontrar explicaciones.

Quizá el peor error de los ciudadanos es dejar pasar por alto los primeros y hasta tímidos signos antidemocráticos de los gobernantes: nombramientos ilegales; uso de la fuerza contra las protestas; control sistemático desde organismos de inteligencia; ingreso de asesores extranjeros; rol político de las FFAA; derroche de fondos públicos; anulación de la independencia de los sindicatos; debilitamiento de la sociedad civil.

Como sucedió en la Alemania previa al nacismo y en otros momentos históricos, la persona no protesta porque el abuso fue contra su vecino. “Mejor no meterse”. Cuando el huevo de la serpiente ya está en casa, es tarde.

Nicaragua, como Venezuela, como Siria, depende de Moscú, está hambrienta, dividida, ensangrentada, moribunda, pero ha ahogado cualquier salida democrática.

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