Opinión

¿Ningún cruceño en el gabinete?

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2 de febrero de 2019, 4:00 AM
2 de febrero de 2019, 4:00 AM

Cuando vi la conformación del nuevo gabinete de ministros, tuve la mala espina de que serían contados con los dedos de una mano los cruceños –los cambas, mejor dicho, contando a benianos y pandinos– que lo conformarían. Pero cuando leí en los periódicos la lista, tuve que recurrir a internet para, por fin, convencerme de que en un gabinete de 20 ministros no había ni un solo ministro o ministra nacidos en Santa Cruz, Beni o Pando.

¿Es que S.E. ha decidido realmente venir al oriente solo para abrazarse con empresarios y aparecer en fotos electoralistas? Porque si el departamento de Santa Cruz tiene más de tres millones de habitantes, es territorialmente un tercio de todo el país y con ventaja el que mayores bienes no tradicionales produce, al extremo de garantizar la alimentación en Bolivia, no es concebible que tenga el 0% de ministros. Todo eso, en un gabinete que se supone será muy importante, porque S.E. ha decidido, como está visto, ganar las elecciones de octubre a las buenas o a las malas, con trampas o sin ellas.

Quiere decir que una vez que se fueron la ministra de Comunicación, señora Gísela López, y antes el de Defensa, Reymi Ferreira, los cruceños han quedado apartados de sentarse a la mesa donde se discuten las altas decisiones del Estado. Porque ahora está en el Ministerio de Salud una cruceña como Gabriela Montaño, pero que ha nacido en La Paz. Y no tenemos nada contra quienes se sientan cruceños y no hayan nacido en nuestra tierra. “Soy cruceño porque me da la gana”, dice mi amigo Alcides Parejas. Así figura como cruceño el ministro de Gobierno, Carlos Romero, paceño de nacimiento también, aunque debe querer mucho a Santa Cruz.

El hecho es que en el nuevo gabinete, que está diseñado para la re-reelección de S.E., más de la mitad de los 20 ministros son de La Paz y el resto cochabambinos, orureños, potosinos, chuquisaqueños y tarijeños. ¿Pero cuál es la razón para que no haya ni un solo oriental? ¿No hay nadie con suficiente capacidad entre tanto camba masista? ¿Cuál el motivo para que un cruceño no esté a cargo de los sectores soyeros, azucareros y ganaderos? ¿O un beniano o pandino que también saben de vacas y de campos, más que un colla extractor de minerales o cultivador de coca?

He sabido que algo parecido sucede en las Fuerzas Armadas. Desde las denuncias de separatismo que el Gobierno fraguó contra los cruceños en 2008, dejaron de aparecer jefes orientales en el Alto Mando. Antes, hasta hace una década, estuvo el beniano general Freddy Bersatti en el Comando del Ejército. Y dos cruceños, el general Luis Trigo (Fuerza Aérea) y el almirante José Alba (Naval), comandaron cada uno su arma.

Solo en el Órgano Legislativo hay cruceños (algunos de mentira), pero eso es porque son elegidos por voto popular, aunque, como siempre suele suceder, son designados antes por el partido. Últimamente la joven cruceña Adriana Salvatierra ha sido elegida presidenta del Senado Nacional, es decir, la oriental más importante en el país.

¿Y cómo andamos en las embajadas? Parece que en el exterior tampoco quieren a los orientales. Si no estoy equivocado –confiar en la memoria siempre tiene sus riesgos– existen dos embajadores cruceños actualmente, el periodista Julio César Caballero en el Vaticano y el empresario José Kinn en Brasil. Eso significa que, ciertamente, este régimen está totalmente convencido de que los orientales no somos de fiar, ni en el gabinete de ministros ni en las FFAA, ni en el Servicio Exterior, donde, por otra parte, se envían sin ningún pudor a los más exóticos e incapaces personajes.

Mucho hablan de inclusión y de integración los masistas, pero eso del 0% de cambas en el gabinete ministerial es algo difícil de digerir, una situación que seguramente no se había visto jamás.

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