Opinión

Pésimo estado de las carreteras

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24 de junio de 2019, 4:00 AM
24 de junio de 2019, 4:00 AM

Ya se han hecho frecuentes las protestas por el mal estado de las carreteras en el país, particularmente las que están en el departamento de Santa Cruz y que forman parte del corredor bioceánico. Los transportistas y los habitantes de cada población afectada, cansados de hacer reclamos formales, optan por la vía de la presión, bloqueando y sumando perjuicios a los ya reportados por el descuido estatal a los caminos

La carretera Santa Cruz-Trinidad está llena de baches, lo que demora el tráfico, además de generar peligro para los conductores. La ruta Santa Cruz-Cochabamba tiene serios contratiempos de larga data; por ejemplo, la zona de El Sillar representa un problema que los técnicos no pudieron resolver en más de 10 años. En la vía hacia los valles mesotérmicos hay dificultades, especialmente en el tramo de Bermejo o el que está entre Mataral y Comarapa.

También se han reportado problemas en otros departamentos. Las respuestas de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) son lentas, para la imperiosa necesidad de quienes emplean las rutas.

De acuerdo con los reportes económicos de la ABC, en los últimos 11 años se han obtenido más de 5.000 millones de bolivianos por concepto de peajes. La cifra crecerá hasta fin de año, lo que demuestra que los transportistas cumplen con el pago de sus obligaciones, pero no ven el retorno en carreteras bien cuidadas y sin problemas de transitabilidad. A lo anterior se suma –de acuerdo a los transportistas y productores- la falta de funcionamiento de adecuadas balanzas para los camiones, ya que el excesivo peso es parte coadyuvante del deterioro de las rutas por las que circulan.

El Gobierno afirma con orgullo que en la gestión del presidente Evo Morales se han construido alrededor de 6.000 kilómetros de carreteras. Sin duda es destacable, pero no parece ser suficiente hacer nuevas vías, mientras que las existentes permanecen en el deterioro. La inversión en infraestructura vial no es una dádiva, sino una obligación que debe cumplirse a cabalidad. En ese sentido, no hay que olvidarse que aún quedan departamentos aislados, como Beni y gran parte de Pando.

Es de esperar que la millonaria recaudación en peajes se refleje en inversión en mantenimiento. Para nadie es agradable que los pobladores recurran a los bloqueos constantes para llamar la atención.

Bolivia no podrá exportar más y mejor; no podrá desarrollar adecuadamente el turismo ni permitirá dignificar la vida de los ciudadanos si no hay un esfuerzo por mejorar los caminos, por generar un plan de mantenimiento constante y no en base a emergencias o bloqueos.

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