Opinión

Pobreza, aún falta avanzar

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13 de marzo de 2019, 4:00 AM
13 de marzo de 2019, 4:00 AM

Bolivia aún tiene una cuenta pendiente con la pobreza. Avanzó mucho en la última década, gracias a políticas sociales que permitieron el ingreso de cientos de miles de personas a la clase media, en gran medida, gracias a la estabilidad económica, la redistribución de recursos provenientes de la renta petrolera y el crecimiento económico. De acuerdo con datos proporcionados por el INE, la desigualdad también ha bajado. El 10% más rico en 2005 ganaba 128 veces más que el 10% más pobre; mientras que, en 2018, el sector de mayores ingresos tiene 26 veces más que el de menos recursos económicos.

Es indudable que uno de los logros más importantes de los últimos años tiene que ver con reducción de la pobreza moderada y la pobreza extrema. Sin embargo, esta tarea debe ser constante y las políticas empleadas deben ser creativas y estar actualizadas en función de la coyuntura económica interna y externa.

Un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) señala que nuestro país está entre los que mantiene altos los niveles de pobreza moderada y extrema, entre 15 países de la región que han sido evaluados.

Con indicadores de 2017, la Cepal muestra que un 35,2% de bolivianos viven en la pobreza, frente a un 19,9% en Brasil; 10,7% en Chile; 18,7% en Argentina o 29,8% en Colombia. Donde más se registra población depauperada es en El Salvador con un 37,8% y en Honduras que, a 2016 tenía un 53,2% de sus habitantes en estas condiciones.

En el caso de Bolivia, el INE señala que tiene una medición más exacta. Sobre esa base, explica que, desde el 2005 hasta el 2018, la pobreza moderada bajó 26 puntos, del 60,6% al 34,6% de la población. Indica, además, que 1,8 millones de bolivianos salieron de la pobreza extrema, la mayoría en el área urbana.

Históricamente, Bolivia ha sido uno de los países más pobres del continente y el esfuerzo hecho hasta el presente es importante, pero no es suficiente, porque el objetivo final debería apuntar a que desaparezca la pobreza extrema y que la pobreza moderada se reduzca mucho más. Esa meta debe ser alcanzada progresivamente y, por supuesto, alcanzarla tomará mucho más tiempo.

No obstante, el logro alcanzado hasta el momento no debe nublar la realidad que demanda más acciones creativas para elevar la calidad de vida de los bolivianos. Por ejemplo, no es bueno conformarse con decir que el desempleo es del 4,3%, cuando es sabido que al menos seis de cada 10 bolivianos trabaja en la informalidad (sin respeto a las normas, sin doble aguinaldo ni seguridad social) y que hay muchos que ni siquiera logran ganar el salario mínimo nacional.

El horizonte de bienestar de la población debe ser de largo alcance, a fin de que sean muchos más los bolivianos que tengan mejores condiciones en su día a día.

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