Opinión

Puente a lo ancho

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5 de marzo de 2018, 4:00 AM
5 de marzo de 2018, 4:00 AM

Cuentan que alguna vez, cuando debía hacerse un puente sobre un río, alguien en Tarija preguntó si el puente sería a lo ancho o a lo largo del río, una pregunta que ahora no parece chiste.

También en Tarija, se dio el caso de un puente que se hizo solo en el centro de una quebrada, sin conexiones con las orillas. Una obra magnífica pensada por una genial burocracia, pero incompleta. Se lo llamó, durante años, el “monumento al puente”, o “puente al pedo”, en medio de la quebrada del Monte, sobre la avenida Membrillos. Hasta que, varias décadas después, alguien decidió darle solución. Se había hecho la inversión mayor y se necesitaba conectar el mamotreto con las orillas, lo que resultó algo complicado porque no había una calle cercana donde pudiera desembocar. Un errorcillo de la burocracia que aprobó el primer proyecto. Estuvo a punto de convertirse en un puente a lo largo de la quebrada.

Ahora se presenta un drama parecido en Santa Cruz. Se necesita un nuevo puente sobre el no tan caudaloso Piraí pero la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra dispuso que no se toquen las riberas. Una de las opciones es que el puente sea un puente aéreo, algo en lo que se podía pedir asesoramiento a los narcos, dueños de la flotilla de avionetas más grande de América Latina.

La ciudad de Santa Cruz no puede conectarse con su mayor brazo de crecimiento urbanístico, el Urubó, porque la Alcaldía no autoriza que se corten los árboles de una de las orillas. No sugiere hacer un puente a lo largo del río, pero por ahí anda.

Cuando estuve viviendo en Londres surgió el proyecto del túnel subterráneo para atravesar el canal de la Mancha, que los ingleses llaman ‘English channel’, como si fuera solo de ellos. Y se lo hizo. Menos mal que ni Inglaterra ni Francia dijeron que el túnel no podía desembocar en sus orillas, porque hubiera sido un absurdo. ¡Un túnel no a lo ancho sino a lo largo del canal!  O peor, un túnel paria que todavía ahora estaría recorriendo, con sus orugas subterráneas, bajo los lechos de los mares del mundo.

Quizá, en Santa Cruz la solución sea aceptar que se le haga un agujero al ‘cinturón ecológico’, que para eso son los cinturones.

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