Opinión

Recordando al obispo Santistevan

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10 de agosto de 2019, 22:56 PM
10 de agosto de 2019, 22:56 PM

José Belisario Santistevan Seoane vio la luz el 18 de agosto de 1843 y falleció el 30 de marzo de 1931. Próximamente se cumplirán 176 años de su nacimiento. De diversas fuentes he elaborado estas pocas líneas para recordar a quien en vida fue obispo de la Diócesis cruceña desde 1890 hasta 1931, marcando una época. El apellido Santistevan permanece entre nosotros mediante sus sobrinos y sobrinas nietas y bisnietas, noble descendencia de su único hermano Antonio Vicente.

Como expresé hace años,los pueblos que pierden su memoria histórica mueren. Para matar a un pueblo no hace falta eliminarlo físicamente, basta con matarle sus recuerdos, basta generar -con crueldad social y desde arriba- una lobotomía colectiva que borre la memoria de lo que ese pueblo es ahora e hizo antes. Y son esos recuerdos los que debemos mantener siempre en la conciencia común de la cruceñidad (no importa cómo ni contra qué presiones) si queremos seguir siendo un pueblo singular con historia propia, si es que -como cruceños- no queremos desaparecer.

Usando la fortuna heredada de sus padres, Carlos Santistevan y Antonia Seoane, el obispo realizó diversas obras de bien por las cuales ya merece haber pasado a la posteridad. En 1881 fundó el Colegio Seminario, sostenido casi exclusivamente con sus recursos propios. Ese noble instituto era el mejor plantel de la época y educó a varias generaciones que conservaron de por vida el grato recuerdo de los años pasados bajo la benigna sombra del Seminario. Con el tiempo el Gobierno nacional se hizo cargo de esa unidad educativa (como se dice hoy) y pasó a ser fiscal.

Y no fue solo este centro de enseñanza el creado por su iniciativa; se tiene también la creación del Liceo de Señoritas Obispo Santistevan y del Colegio Santa Ana. En su impresionante apostolado, monseñor Santistevan incursionó hasta en la salud pública, colaborando al hospital San Juan de Dios. Le cupo el honor de estrenar, bendecir y consagrar el templo catedralicio de Santa Cruz, hoy Basílica de San Lorenzo, patrono de la Diócesis. Diseñada en 1839 por el arquitecto francés Felipe Bertrés, ejecutó la obra Don Nicanor Landívar asesorado por el francés León Moussnier. Así culminó un trabajo iniciado en las primeras décadas del siglo XIX, aunque en el ínterin se sucedieron reconstrucciones y refacciones de mantenimiento. La consagración del edificio -aquel inolvidable 18 de agosto de 1915- fue realizada personalmente por el obispo y coincidió con su cumpleaños 72. Esa histórica jornada fue producto de su liderazgo.

Con sabiduría y firmeza él supo aglutinar a los feligreses orientales en torno al anhelo de tener una iglesia catedral de alto nivel. Al cumplirse 10 años de su fallecimiento, en honor a la memoria del ilustre prelado y por iniciativa del diputado nacional Don Ernesto Monasterio Da Silva, se creó (Ley del 2 de diciembre de 1941, durante la Presidencia de Enrique Peñaranda) la provincia Obispo Santistevan. Está conformada hasta hoy por los municipios Gral. Agustín Saavedra, Minero y Montero. Monseñor Santistevan fue pastor de almas y también genio creativo e impulsor del progreso cruceño. La bondad y obras de este notable ser lograron que su mensaje evangélico prospere tanto entre los poderosos como entre los humildes. Y por eso es venerado hasta hoy. Conservemos siempre su recuerdo.

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