Opinión

OPINIÓN

Rusia, hacia China y más lejos de Estados Unidos

El Deber logo
17 de febrero de 2019, 5:00 AM
17 de febrero de 2019, 5:00 AM

Alexis de Tocqueville (1805-59) predijo que algún día Rusia y América (Estados Unidos) se unirían y compartirían el mundo. Tras la reunión entre Putin y Trump en Helsinki (abril 2018) pensé que esa profecía podía cumplirse. Cuando cayó el comunismo su debacle arrasó con la URSS, que desde 1991 se desmembró en 15 repúblicas. Su heredera política (Rusia) quedó disminuida, pero integró el Consejo de Seguridad y aún ostenta un gran arsenal nuclear.

En su momento, George Bush padre opinó que, al no ser más rivales geopolíticos e ideológicos, lo mejor era entenderse con Moscú y los nuevos países surgidos de la ex URSS. Esa sana idea fue sistemáticamente destruida en Washington por el lobby anti ruso y por el complejo industrial-militar, denunciado públicamente en 1960 por Dwight Eisenhower.

El lobby contra el país eslavo siguió hostigando cualquier tipo de acercamiento entre Washington y Moscú. Pasados unos años, Donald Trump quiso reactivar lazos con Rusia; nuevamente el grupo en contra se opuso y de paso sirvió como fogonero de sospechas acerca de presuntas reuniones de Trump con espías rusos antes de las elecciones de 2016 para intervenir clandestinamente en favor del candidato republicano. Este lío prefabricado sigue hasta ahora y sin pruebas conclusivas, pero el aparato de propaganda montado, luego la intervención rusa en Crimea y en Ucrania como reacción ante los indebidos avances de la OTAN en su tradicional zona de influencia más otras actividades largas de enumerar, enturbiaron lo que podría haber sido una posible alianza entre Rusia y EEUU.

Algo de optimismo surgió tras el cónclave de Finlandia, pero acciones posteriores derrumbaron esa esperanza de una perdurable unión entre la talasocracia norteamericana y la heredera histórica del poder terrestre, la telúrica Madre Rusia.

Últimos acontecimientos empeoraron la situación. Se ha denunciado un acuerdo sobre misiles y se abre una potencial carrera armamentista que tendrá alto costo para ambas partes. En medio de este álgido panorama surge la guerra comercial de EEUU con China, la nueva potencia con presencia global por su ímpetu mercantil e inversor. Estando así las cosas, China inició acercamientos con Moscú que podrían terminar en una peligrosa coalición contra el país del norte. China tiene población y dinero, Rusia inmenso territorio poco poblado y recursos naturales. Ambos estados poseen armas de alto poder. Los tiempos actuales favorecen una entente Beijing-Moscú frente a la que Putin pudo haber formado con Trump si circunstancias contrarias no hubieran interferido.

En fin, en política internacional no hay bola de cristal, solo podemos reflejar los hechos y esperar. Por la miopía estratégica anti rusa en Washington, las cosas se inclinan hacia la unión de los dos gigantes terrestres contra la talaso-cracia estadounidense.

 

Tags