Opinión

Seguro Universal de Salud sin condiciones

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20 de febrero de 2019, 4:00 AM
20 de febrero de 2019, 4:00 AM

Con la premura de las próximas elecciones, el presidente Evo Morales se apresta a promulgar la ley del Seguro Universal de Salud (SUS) que pretende otorgar atención médica gratuita en una amplia gama de prestaciones para más de cinco millones de bolivianos a partir del 1 de marzo.

Aprobada bajo el polémico rodillo parlamentario del MAS en el Parlamento, la norma es resistida por el Colegio Médico de Bolivia, que considera que no existen las condiciones de infraestructura ni de personal para garantizar su pleno cumplimiento.

Diversos expertos han señalado con razón que detrás del SUS están pesando razones de cálculo electoral más que la puesta en marcha de una verdadera reforma del sistema de salud boliviano, uno de los más ineficientes de América Latina.

Estamos de acuerdo todos en la necesidad de establecer un seguro de salud para todos los bolivianos, sin embargo, el problema radica en las falta de condiciones mínimas para garantizar su viabilidad y sostenibilidad en el tiempo.

Las gobernaciones, en particular la de Santa Cruz, cuestionaron el hecho de que, hasta ahora, no está claro quién se hará cargo de los gastos de los servicios de salud que tengan los hospitales de tercer nivel, que actualmente están bajo la responsabilidad de los departamentos.

El Gobierno responde que el problema se resolverá a través de convenios intergubernamentales, pero las gobernaciones temen que se vulnere la autonomía prevista en la misma Constitución Política del Estado (CPE).

El Ejecutivo se comprometió a construir todos los hospitales de tercer nivel que sean necesarios para satisfacer la creciente demanda de servicios de salud y que hoy se brindan en absoluta precariedad. El Gobierno asegura que se han presupuestado más de 30 millones de dólares para fortalecer la infraestructura sanitaria.

No se puede desconocer que hay cierta desconfianza de incumplimiento de tantas promesas. Ya en las elecciones pasadas hubo varias ofertas para salud, pero cinco años después la crisis sigue igual o peor.

Pero las demandas son enormes. Solo Santa Cruz necesita más de 5.000 ítems para cubrir los servicios que demandará la puesta en marcha del SUS.

Un recorrido mínimo por los hospitales permite observar la falta de recursos más elementales para brindar una atención de salud razonable para la población. Falta de personal, hacinamiento, filas interminables para obtener turnos, carencia de medicamentos y hasta de camillas son parte de la realidad que hoy se vive en los nosocomios bolivianos.

En estas condiciones, el SUS nace con graves dolores de parto y sin plenos consensos con los médicos ni las gobernaciones. Ojalá que el cálculo electoral no termine levantando un gigante con pies de barro que, como en el caso de la Justicia, nos deje con un sistema igual o peor de ineficiente que el actual.

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