Opinión

¡Son políticos!

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25 de enero de 2018, 4:00 AM
25 de enero de 2018, 4:00 AM

Desde el presidente hasta el último de los llunk’us oficiales acusan de hacer política a todos sus críticos. Nos descalifican porque hacemos política. Nuestras actitudes son políticas. Nuestros objetivos son políticos, dicen. Nuestros mensajes son políticos. Millones de miasmas políticos deben esconderse entre los pliegues de nuestra ropa y nos han dejado apestosos y vergonzantes políticos. Nos insultan con la política precisamente los políticos oficiales del reino.


Pues sí. Hacemos política. ¿Y qué? Tenemos todo el derecho a hacer política y tenemos la obligación de hacer política. Nuestros objetivos son plenamente políticos. Y, a mucha honra, porque nos importa nuestro país. Nos importa nuestra gente. Nos importan la alegría, la vida y las esperanzas de todos los que convivimos en esta patria nuestra.


Los gobernantes, ¿no son políticos? ¿Sus intereses no son políticos? ¿Tienen tan mala conciencia de lo que hacen que creen que nadie debiera caer en lo mismo? La diferencia es que ellos hablan de una nueva sociedad, cuando lo único que les importa es un nuevo mandato. Lo único que les urge es aferrarse con uñas y dientes a sus cargos y a su boato. Pues, porque nuestros gobernantes son políticos, precisamente por eso, tenemos la urgencia, tenemos la necesidad de hacer política. Es imperioso contrarrestar el daño. Tenemos la tarea de recuperar la justicia, la igualdad, la esperanza que soñó el país y se nos aleja. Es tarea política que haremos aunque no les guste.


Y dice que conspiramos, que complotamos. No conspiramos ni complotamos, porque no lo hacemos a escondidas. A cara descubierta y a pleno pulmón, sí nos movemos y trabajamos frenéticos para liberar al país de los que se han apropiado del poder. Lo hacemos y también a mucha honra. Es lo más importante que podemos hacer por nuestra tierra. No es delito, es misión sagrada. El poder ha producido lesión cerebral a nuestros gobernantes y se han convertido en un peligro. Son un mal. Se han vuelto dioses falsos y todos los demás debiéramos luchar contra los usurpadores, contra los endiosados, contra los que ya no pueden comprender la realidad ni la gente.


Somos políticos con orgullo. Hacemos política por imperativo histórico. Se puede decir que conspiramos, porque nos oponemos al asalto, al robo del poder, al golpe de Estado. No creemos que nadie sea enviado por Dios para apropiarse de la decisión y la libertad nuestra y la de nuestra gente. Creemos en nuestro pueblo y no aceptamos que nadie se sienta con derecho a apropiarse de su destino.

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