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10 de agosto de 2018, 4:00 AM
10 de agosto de 2018, 4:00 AM

En la película Avatar, los na’vi del planeta Pandora se saludaban con la expresión “te veo”. Considero que este saludo es una forma de decir: te reconozco, existes, te valoro, me importas. Qué importante es ‘vernos’ en el mundo de hoy. Reconocer que somos parte de una sociedad en la que convivimos en relación de interdependencia y complementariedad.

Los problemas que hoy enfrentamos como el desorden, la suciedad, el maltrato, la congestión vehicular, etc., probablemente devienen de lo mucho que nos cuesta ver e incluir a los demás en nuestras acciones; nos cuesta ver el impacto de lo que hacemos más allá de nuestro interés particular.

Por ejemplo, si nos ‘viéramos’, no estacionaríamos en doble fila porque comprenderíamos que los autos que vienen detrás necesitan pasar. No botaríamos basura a la calle porque entenderíamos que es fuente de enfermedades y una forma de agredir a los demás. No ocuparíamos espacios públicos a nuestra conveniencia porque reconoceríamos que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás; no nos detendríamos sobre el paso de cebra porque veríamos que es por ahí por donde cruzan los peatones, no desperdiciaríamos recursos pues sabríamos que pueden ser útiles a otros.

Si nos ‘viéramos’ nos aceptaríamos como iguales, consideraríamos el derecho de todos y buscaríamos que nuestros intereses armonicen con los de los demás. Tomaríamos la diversidad ideológica, religiosa, cultural y racial como oportunidad para ampliar nuestro conocimiento y comprensión del mundo. Respetaríamos las normas y leyes, desarrollaríamos un sentido de participación antes que de individuos desconectados del resto.

La sociedad no cambia si las personas no cambiamos. Seamos los primeros en ‘ver’ e incluir más allá de nuestro ámbito de incumbencia inmediato. Aprendamos a ver a aquellos que nunca vemos. No necesitamos nuestro sentido de la vista. Para ver, basta reconocer los derechos de los demás, nuestra interdependencia y tomar las acciones consecuentes. Hagamos que nuestro saludo habitual sea una expresión de reconocimiento al otro. Después de todo, qué lindo es que todos los días podamos vernos y saludarnos.

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