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21 de enero de 2019, 4:00 AM
21 de enero de 2019, 4:00 AM

La propaganda, como instrumento para ganar adhesiones a favor de ideas y tendencias, ha tenido un escenario fértil en Venezuela todos estos años. Al haber perdido el rumbo económico y social y deambular a tropezones para no desplomarse, el régimen de Nicolás Maduro se enfrenta a una etapa mucho más compleja y determinante respecto a todas las anteriores: la batalla de las ideas y la de los sentimientos. Pocos ejemplos podrían describir mejor la lucha venezolana estos días que una representación de Nabuco, la obra magistral de Verdi que canta los sufrimientos del pueblo judío atenazado por las hordas de Nabucodonosor, el rey de Babilonia.

De las tres primeras sílabas proviene el nombre de la obra compuesta hace 140 años, devenida en inmortal. Activistas venezolanos la colocaron en las redes tras comprimirla en cuatro minutos, llenarla de imágenes representativas, desde los tepuys hasta los llanos, caídas de agua y paisajes asombrosos seguidos de marchas y gestos de jóvenes encadenados que reclaman libertad. Ese pedazo de grito libertario que interpreta la orquesta de Carora, estado Lara, a cargo de la directora Rosario Angola, circula mundialmente.

Quien minimice los sufrimientos del pueblo venezolano, lea algunas palabras que me escribe una amiga de allí: “Cada paso que damos, cada gestión, cada compra que haya que hacer, representan un esfuerzo del que quedamos agotados. Pero en casa, y en otras tantas, seguimos esquivando la idea de emigrar. Nos seduce, nos llama, la vemos como opción de supervivencia, pero mi marido y yo pasamos los 60 años y nos faltan fuerzas y recursos para comenzar de cero en cualquier lugar… mientras podamos resistir aquí, sacaremos de tripas corazones para esperar el momento de la liberación y trabajar por ella desde nuestros espacios”. Y sigue:

“Las estrategias de aplastamiento del régimen son feroces y pasan por hacer que tengamos que ocupar todo el día en resolver asuntos cotidianos. Ya se han hecho rutina las colas para la gasolina y el gas doméstico. La gente prefiere desplazarse lo menos posible. No hay sueldo que soporte la hiperinflación. El internet funciona muy mal y la incomunicación es nuestro pan de cada día. Viajar a cualquier lugar, dentro o fuera del país, es carísimo y difícil. ¿Qué más te puedo contar?”.

En este marco, escuchar Nabuco con palabras como “Venezuela, yo lucho por tu libertad”, evoca los sentimientos de una amplia mayoría de venezolanos que espera desembarazarse del régimen que empezó como una esperanza y acaba con un grito que pide libertad.

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