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21 de noviembre de 2018, 4:00 AM
21 de noviembre de 2018, 4:00 AM

-¿Hay alguien que se beneficia con la masiva indignación y confusión por la alevosa inscripción “trucha” de cientos de militantes para las primarias? En medio del escándalo que estalló con numerosas denuncias en redes sociales, surgieron voces que alertan de la supuesta intención de algún partido de levantar una cortina de humo distractiva, a pocos días de las anunciadas protestas contra la habilitación de la candidatura de Evo Morales. El Órgano Electoral culpó a la mayoría de partidos de incurrir en falsedad material y uso indebido de datos, sindicándolos de repetir una vieja y mañosa práctica. Pese a que los vocales argumentan que abrieron el padrón al público para “limpiarlo” antes del 13 de diciembre de la manipulación partidaria, tampoco se ha salvado de la avalancha de críticas que evidencian que el proceso de las primarias comenzó mal y podría terminar mal.

La presión de los plazos de los partidos es un supuesto disparador del vergonzoso e increíble manoseo de los datos de identidad de cientos de personas, entre ellas autoridades que no deben tener militancia, conocidos periodistas y otros personajes. ¿Cómo proteger nuestra privacidad? El Estado nos debería garantizar este derecho. Si no, que Dios nos salve.

Carlos Mesa apareció sin militancia y el defensor en el registro del MAS. Una autoridad de los Demócratas está en el partido gubernamental. Da para reírse a carcajadas por tanta chacota. Sin embargo, este grave escándalo afecta la confianza en la gestión de los procesos electorales que se vienen. No se tendrían estos que realizar sin que el Órgano Electoral no haga el esfuerzo de limpiar el padrón y sin que la justicia sancione a los políticos que cometieron delitos con las identidades de los ciudadanos.

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