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14 de diciembre de 2018, 4:00 AM
14 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Llegamos a un viernes también clave para el momento de la democracia. El TSE tiene una nueva prueba, ya que debe pronunciarse sobre las demandas de impugnaciones contra el binomio de Evo Morales-Álvaro García Linera, así como otras que buscan inhabilitar a algunas duplas para las primarias. Es uno de los últimos intentos para hacer respetar la votación del 21-F, pero las posibilidades de un giro en las decisiones de los vocales electorales, señalados en su mayoría por su afinidad con el oficialismo, resultan mínimas. Sería realmente una gigantesca sorpresa, por no decir un milagro, que los árbitros de las elecciones se atrevan a frenar al Gobierno y cambiar su polémica decisión de hace diez días. De todos modos, los milagros a veces existen y hay quienes no pierden la fe.

Comenzó la huelga de los cívicos en tres ciudades del país para que el TSE anule su resolución que habilitó a Evo Morales y a Álvaro García Linera. Es una acción más de una seguidilla de sacrificios que han habido este año, como un paro departamental y dos nacionales. Los altos costos humanos y económicos de las extremas medidas no consiguen hasta ahora ablandar al Gobierno y todo indica que tampoco el ayuno masivo de fin de año lo puede conmover. Ya declaró el presidente que no le preocupan las movilizaciones contra su habilitación y seguro seguirá apostando al desgaste.

Apelando a la metáfora futbolera, Evo Morales dijo que sacarlo de las elecciones es como sacar a Messi y a Cristiano Ronaldo de un Mundial. Lo que no dijo es que si las selecciones de estos astros son eliminadas y si ambos reciben una tarjeta roja, es imposible que actúen para otros equipos o que la FIFA los deje jugar por encima de sus reglas.

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