15 de diciembre de 2024, 4:00 AM
15 de diciembre de 2024, 4:00 AM

¿Estás dispuesto a aceptar una (auto)prórroga de Luis Arce en la Presidencia? ¿No crees que se auto-prorrogue? Tampoco creíste que él y sus “hermanos” iban a violar con frecuencia la Constitución para quedarse en el poder. Tampoco creíste que iban a desconocer el mandato del pueblo (referendo 21F). Menos que iban a hacer fraude. Y lo hicieron. Dudaste que Arce sea igual o más antidemocrático que el jefe de su partido. Y es igual o peor. Recuerda lo que dijo el filósofo francés Michel de Montaigne: Los amigos permiten reconocerse a uno mismo como si fueran un espejo.

Sigo. Estoy seguro que ni imaginaste siquiera que un día un grupo de magistrados iba a burlarse de vos y espetarte: no nos vamos porque no queremos y tu consentimiento de seis años lo ampliaremos hasta que nos dé la gana. Tampoco imaginaste que para seguir auto-prorrogándose y hacer otros trabajos sucios iban a bloquear tu derecho a elegir a sus reemplazantes en cinco departamentos. Todo con barniz legal.

Dados los precedentes antidemocráticos, imagina los peores escenarios. Empieza con una hipótesis: Luis Arce quiere quedarse en Palacio pese a que fracasó como Presidente y condujo a los bolivianos al desastre económico. Inmediatamente, pregúntate: ¿Por qué quiere quedarse? Porque tiene miedo al día después de quedar sin poder y pasar a ser un don nadie. Sé más gráfico: si por alguna razón volviese Evo Morales a Palacio y su ministro de Gobierno fuera Leonardo Loza y el de la Presidencia, Héctor Arce, ¿va a dormir Lucho tranquilo después de todo lo que hizo desde el poder contra su jefazo? Lucho tiene terror a la venganza de su “gran hermano”.

A fin de evitar esa posibilidad, Arce preferiría votar en las elecciones generales por un opositor para que le garantice la debida investigación y el debido proceso sobre el posible enriquecimiento de su familia y su responsabilidad dolosa en la crisis económica. Lo ideal para él sería un opositor afín en la Presidencia para blindarse ante posibles juicios penales. Sin embargo, como el blindaje no funcionó ni en su modelo económico tampoco funcionará en materia política. Entonces, mejor no correr riesgos y mejor activar el plan reelección.

Sin embargo, para ganar una (re)elección, Arce tendría que tener una alta popularidad. La realidad demuestra que su imagen está por los suelos. Apenas dos de cada 10 bolivianos le apoyan. Tiende a caer más. Su jefazo tiene mejor imagen.

Como no pasó en los últimos 18 años, por primera vez el contexto socioeconómico es desfavorable para el masismo y favorable para la oposición, aunque ésta no tiene aún un candidato ganador. Si Arce se presentara a candidatear en las elecciones generales de agosto 2025, existe el 99% de probabilidad de que sea derrotado.

Entonces, si es imposible que gane las elecciones generales del 2025, ¿qué camino le queda para permanecer en Palacio? ¿Hacer un fraude? Su partido ya fue pillado en las elecciones de 2019. Improbable, pero no imposible.

Ante esta realidad política, cuatro escenarios posibles:

Primero: Los nuevos magistrados no querrán sentarse al lado de los autoprorrogados. Alegarán que su legitimidad no les permite compartir sala con ilegítimos. Frente a esta actitud, los mismos auto-prorrogados exigirán completar las elecciones judiciales el 2025. En vista de que dicen que no se puede organizar dos elecciones en un mismo año, los comicios generales serán postergados para el 2026 o más allá. En caso de que algún vocal del Tribunal Supremo Electoral quiera hacerse al gallito como sucedió en las judiciales, los auto-prorrogados los amenazarán con multas escandalosas, procesos y cárcel; el vocal se asustará y se callará.

Segundo: Algunos vocales del TSE renuncian en rechazo a la presión de los autoprorrogados. Esta decisión caería como anillo al dedo a los arcistas. Bloquearían toda posibilidad de elección de nuevos vocales del TSE en la Asamblea Legislativa. Sin árbitro, no hay elecciones. Algún miembro del gobierno consultaría a los autoprorrogados: ¿qué hacer ante la ineficiencia de la Asamblea Legislativa? Los autoprorrogados emitirían una declaración constitucional indicando que como no puede haber vacío de poder, el Presidente Luis Arce debe seguir en Palacio.

Tercero: El Tribunal Supremo Electoral organiza las elecciones generales. Los “hermanos” fabrican un candidato como para que sea inhabilitado con la complicidad de algunos vocales. El inhabilitado interpone una acción de amparo constitucional porque siente que su derecho a ser elegido fue violado. Una sala constitucional le da la razón y los autoprorrogados ratifican la sentencia y ordenan paralizar las elecciones generales. Arce se queda porque no puede haber vacío de poder.   

Cuarto: el TSE organiza las elecciones generales de 2025, gana la oposición en las urnas. Uno de sus acólitos interpone una acción de amparo con algún pretexto. Los autoprorrogados anulan las elecciones. Arce se “maduriza” y se queda en el poder.

¿Estoy exagerando? En la era masista pasaron los hechos más inesperados, increíbles e inverosímiles. No creías que iban a hacer y lo hicieron. No crees porque tú piensas con mentalidad democrática, ellos no. A los masistas arcistas no les interesas tú, sólo les interesa ellos mismos. Por eso, están dispuestos a hundir el país en el desastre económico con tal de seguir ellos a flote.

Han perdido la virtud que se llama empatía. Este sentimiento se materializa cuando nuestro ser se conecta con la compasión que nos mueve a lograr que la otra persona sufra menos. La psicóloga española Silvia Congost explica que la empatía está vinculada a nuestro yo interior, que es resultado del reconocimiento, de la aceptación, del afecto y de las carencias afectivas durante la niñez. Todas las personas nacemos con ese sentimiento, pero algunas la pueden perder.

Aquellas personas que pierden la capacidad de sentir compasión son las que tienden a conducir a sus familias o a sus países a la infelicidad. Llegan a este punto cuando se desconectan con su mismo yo interior y dejan de preguntarse o de mirarse a sí mismos para mejorar como seres humanos. Este quiebre suele suceder en las personas que ejercen el poder durante mucho tiempo y en aquellas cuyo ego es más grande que la comunidad donde viven.

Arce y sus amigos entraron en esa fase. No les importa ni la gente que consideran suya. Por ello, están dispuestos a robarnos nuestro derecho a la felicidad para quedarse y zapatear sobre nuestra desgracia y la de nuestras familias. ¿Qué hacer? Lo primero, cohesionarnos entre las personas que creemos en democracia. Exigir que se garanticen y realicen las elecciones generales del 2025. Armar una estrategia con fases precisas para a alcanzar el objetivo de elecciones libres y democráticas.  

¿O estás dispuesto a aceptar una (auto)prórroga de Luis Arce en la Presidencia? ¿No crees que se auto-prorrogue? Por favor, vuelve a leer esta columna.

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