29 y 30 de junio. San Javier se apresta a celebrar a sus patronos San Pedro y San Pablo este fin de semana. Hay mujeres que danzan con ritos ancestrales

El Deber logo
26 de junio de 2019, 4:00 AM
26 de junio de 2019, 4:00 AM

A tres días de iniciarse la festividad religiosa de San Pedro y San Pablo, en la que además se pone en manifiesto el ritual de los Yarituses, cuya práctica la iniciaron los antiguos piñocas en honor al piyo sagrado o Nupayares, la población de San Javier ya respira fuertes aires de su ancestral cultura cargada de tradiciones y costumbres.

Esta antigua tradición estaba reservada desde un principio, solamente para los hombres, que realizaban el ritual en agradecimiento por las bondades recibidas, a este ser, al que consideraban una deidad. Con la llegada de los jesuitas y con la evangelización de los chiquitanos, los sacerdotes les dan un sentido religioso a las distintas manifestaciones culturales y entonces, las mujeres, que estaban relegadas a los quehaceres del hogar y cuidados de los hijos, toman un papel más relevante dentro de todas las actividades de la misión. Aparecen las mamas, quienes van a instruir a las nuevas generaciones de mujeres en el trabajo dentro de la sociedad y de la misma iglesia.

Ellas sientan presencia

En el último siglo, se visibilizan más las actividades de las mujeres chiquitanas; las mamas en el carnaval, las mamas en las festividades religiosas y más tarde, también como danzantes en el ritual de los Yarituses. Hoy ellas han encontrado este espacio para manifestar que también son parte de las tradiciones de sus antepasados piñocas y que están agradecidas de ese ayer, y más agradecidas con la cristianización realizada por los jesuitas, motivo por el que se convirtieron en parte activa de la iglesia de hoy.

Las yarituses Alejandra Tomichá Suárez, Rosalvi Tomichá y Abigaíl Montero, son ejemplos de jovencitas que llevan en la sangre el amor por las tradiciones de su raza y estirpe chiquitana. Como ellas muchas mujeres de diferentes edades participan de la tradicional festividad, profesoras, comerciantes y estudiantes del área urbana y de las comunidades aledañas, que con toda minuciosidad elaboran los trajes que lucirán este fin de semana.

Los Yarituses

La etnia Piñocas, estaba asentada en esas tierras, cientos de años antes del descubrimiento de América; aun con la llegada de los españoles, ellos vivían en armonía con la naturaleza, con un profundo respeto por lo que había a su alrededor, creían que la tierra y selva tenía un amo al cual llamaban jichi, que lo asociaban a la figura de un animal. Los indígenas tenían por costumbre, en ciertas temporadas, salir de sus aldeas para ir de cacería durante varios días para abastecerse de carne.

Cuenta la leyenda, que llegó la época de cacería y los piñocas recorrían los montes en busca de animales, en algún momento observaron una extraña ave y al intentar cazarla con una flecha, esta se aplastó y el pájaro desapareció. Llegada la noche el grupo estaba alrededor de una fogata y se aprestaban a probar un bocado de carne, que cocían en las brasas, de pronto quedaron pasmados cuando en el cielo observaron la figura del ave aquella, se asustaron y declararon que se trataba de un ser celestial y el lugar donde estaban, era sagrado.

El nombre que le pusieron es Nupayarés, que significa Piyo Sagrado y, le atribuyeron el cuidado y la protección de todo lo malo, la buena temporada de cosecha, cacería y pesca; por lo que decidieron realizar un ritual de agradecimiento, para ello, van a lugares altos, donde danzan y cantan en idioma nativo. Así adoptan el nombre de Yarituses, que se refiere a ellos como los adoradores en los cerros o colinas.

Cuando en 1691 se funda San Javier, como la primera misión jesuítica, los sacerdotes se dan cuenta que esta antigua tradición se seguía practicando entre los indígenas y, lejos de eliminarla, les permiten continuar con ello, pero le dan un sentido religioso permitiéndoles mantener sus vestimentas y sus cantos en torno a los santos Pedro y Pablo.

La celebración

En los últimos 15 años se ha incrementado el rescate de las tradiciones y cultura de San Javier, con una participación más profunda de autoridades e instituciones, para poner en alto el valor de las distintas manifestaciones culturales que forman parte de la historia de esta población y de la región chiquitana.

El viernes 28 de junio, será la serenata a los santos, el festejo iniciará con una noche cultural que tendrá como preámbulo un concierto de música a cargo del coro y orquesta misional de San Javier, el encuentro ancestral Bajo el Cielo del Nupayares, será en la plaza principal; el concurso de yarituses y la serenata estará a cargo del Cabildo Indígena Chiquitano de San Javier.

El 29 y el 30, los Yarituses, volverán a la Piedra de los Apóstoles, desde donde iniciarán el antiguo ritual, trasladándose hasta el templo misional para participar de la celebración religiosa y posterior procesión por las calles del pueblo, donde se escucharán entonar los antiguos cantos en idioma nativo, que los antepasados realizaron en honor al Piyo Sagrado.

Las misas del sábado y domingo, serán a las 9:30, y luego las actividades culturales y gastronómicas.