Visitó EL DEBER. La directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres comparte el reto de cumplir con la agenda Por un planeta 50-50 en 2030

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17 de octubre de 2018, 4:00 AM
17 de octubre de 2018, 4:00 AM

“Queremos lograr un mundo en el que todas las mujeres y las niñas tengan las mismas oportunidades y los mismos derechos de aquí a 2030. Demos ya el paso, nos quedan solo 12 años y falta mucho por hacer, pido a los gobiernos realizar compromisos nacionales que pongan fin a la brecha en la igualdad de género, desde leyes y políticas hasta planes de acción nacional e inversiones adecuadas. ¡Ahora es el momento!”, son palabras que llegan simultáneamente con el saludo de Luiza Carvalho.

La socióloga brasileña se vinculó a la ONU hace 19 años, primero con programas de PNUD en Brasil, fue coordinadora residente de Naciones Unidas en Costa Rica, Venezuela y Filipinas. En noviembre de 2014 asumió como directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres. Desde entonces la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres ha sido una orientación constante a lo largo de su dilatada carrera en el sistema de Naciones Unidas.

¿Hace cuatro años cuando llegó a este cargo había mujeres al mando de países latinos?

Sí, cuando llegué a ONU Mujeres había cuatro mujeres al cargo de la presidencia de sus países en América Latina, ahora no hay una sola mujer gobernando en todo el continente. La realidad en los parlamentos y en el nivel local de los gobiernos nunca ha sido favorable. Es el momento ideal para transmitir que nuestra lucha por la igualdad es una lucha para una democracia sólida, inclusiva y real, y por esto es fundamental que empiece desde los gobiernos locales. Mujeres, hay que intercambiar experiencias, desafíos, retos, historias y definir entre todas las personas una nueva agenda para impulsar la igualdad de la participación de la mujer en democracia.

¿Cómo conseguir la paridad en países democráticos e incrementar el liderazgo femenino?

Esta es una región que ha sido históricamente muy misógina. No hay que negar esto y si miramos la parte política, el gran problema son los partidos políticos, no hay otro responsable por la baja participación de la mujer. A medida que estos empiecen a nutrir sus cuadros y esto sea avalado por los resultados, probablemente vamos a tener mejor representación.

Pero no vamos a esperar a la eternidad para esto, hay que tomar medidas importantes, mover las cuotas de participación del 30 al 50%. Felizmente de nuestra región surgió la ley del 30%, fue en Argentina, luego esta iniciativa fue replicada por otros países, Bolivia entre ellos. Ahora también es importante, además de la paridad de género, la paridad intercultural, porque son muchas las mujeres originarias rezagadas.

¿Por qué la ley de cuotas no reporta avances para la mujer en el espectro político?

Es importante no culpabilizarnos, hay que entender los procesos que nos excluyen de la toma de decisiones en los partidos políticos, de participación en los directorios y en los puestos ejecutivos; no me culpo, ni a las otras mujeres, tenemos que luchar por concienciar a todos para que los números cambien, hay que promover la ley de paridad con nuevas leyes o buscando financiamiento externo de organizaciones que apoyan estas iniciativas de las mujeres.

Esta es una lucha sin pausa, tenemos que intercambiar experiencias, desafíos, retos, historias y definir entre mujeres, hombres, empresarios y gobernantes, una nueva agenda para impulsar la igualdad en nuestros municipios, asambleas y gobiernos. Es tiempo de empoderarnos para alcanzar nuestras metas.

¿Cuál es su diagnóstico del empoderamiento femenino en nuestra región?

Hay sombras y luces, porque el empoderamiento femenino no viene solo de un área, es una conjugación de varios esfuerzos, pero tenemos certeza de que el empoderamiento económico, la autonomía económica, la capacidad de la mujer de autoproveerse y tener un trabajo digno, justo y protegido, aumenta muchísimo su capacidad de responder a la cuestión de la violencia doméstica.

Las mujeres no solo debemos denunciar, también debemos trabajar para erradicar la violencia.

Otro tema es la brecha de género en el ámbito laboral. Una de las cosas que descubrimos es que las empresas tienen dificultad de percibir esto, que en suma es violencia económica y salarial; porque cuando miran los sueldos, miran el sueldo básico, no con el agregado; por ello, cuando analizamos el básico de los hombres y de las mujeres, hay sutiles diferencias, pero cuando se ve todos los beneficios, ahí saltan las grandes diferencias. Esto también debe acabar.

¿Cuáles son los programas en los que trabaja ONU Mujer en la región?

Tenemos tres niveles de trabajo, uno son los programas específicos, se direcciona específicamente a la participación política de la mujer y la gobernabilidad democrática, el empoderamiento económico de la mujer y el combate a la violencia de género.

La mejoría de la producción de estadísticas de género, el fiel cumplimiento de una atención especial en momentos de desastres naturales a las necesidades de las mujeres y de las niñas, y también en términos normativos para ayudar a los países a avanzar en la leyes y en las políticas que puedan respaldar y acelerar el proceso de empoderamiento de la mujer.

¿Por eso la igualdad de género fue un tema importante en la 73ª Asamblea General de las Naciones Unidas?

Un mundo mejor para las mujeres y las niñas es un mundo mejor para todas las personas.

Cuando más mujeres trabajan, las economías crecen.

Cuando se incluye a las mujeres en los procesos de paz, es más probable que los acuerdos duren más tiempo.

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