Originalidad. Elva Montaño e Irene Pita, ligadas con el alma y el corazón a este proyecto, invitan a pagar el precio justo a las artesanas y así no dejar morir nuestro patrimonio cultural. Habrá promociones en el mes de las madres

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15 de mayo de 2019, 4:00 AM
15 de mayo de 2019, 4:00 AM

Esa vieja tapera con galerías bajitas, que está enclavada en la esquina de las calles Vallegrande y Monseñor Salvatierra, al lado del Centro Católico Carismático de Evangelización La Mansión y a pocos pasos de la exterminal de buses y del mercado Siete Calles, cobija la producción artesanal de 640 mujeres de las provincias de las Tierras Bajas del país.

Esa antigua edificación, que es la sede de asociación civil Artecampo, desde hace 35 años, no refleja por fuera, el tesoro cultural que se expone en cuatro salas y extensos corredores.

Una vez se traspasa el umbral de esa puerta azul y se recorre esos ladrillos que casi perdieron el anaranjado original, los espacios cargados de productos exquisitamente confeccionados y acomodados, llenan de colores la retina. Arte, creatividad, tradición y sudor de manos de centenares de mujeres, se despliega en esos estantes incrustados en las gordas paredes de adobe o pendientes de las eternas vigas de cuchi, que sostienen el tejado.

Artecampo es un oasis de arte indígena y campesino del oriente boliviano, de ello habló la presidenta, Elva Montaño Mendoza, una dama vallegrandina que vio nacer el proyecto mientras fabricaba muñecas de chala hace más de tres décadas.

 ¿Desde cuándo está a la cabeza de Artecampo?

Estuve como presidenta en el inicio del proyecto social, allá por el año 1984 y, luego pasaron otras personas, ahora he regresado a hacerme cargo con toda dedicación. A pesar de que vivo en Vallegrande, donde sigo haciendo mis productos con chala, enseñando y coordinando las labores de la asociación de mi región, estoy también en la ciudad para ver el aporte de las distintas asociaciones.

Es por ello que he recorrido cada rincón de las provincias donde se han agrupado las artesanas indígenas y campesinas para recibir capacitación y perfeccionar o diversificar su producción.

 ¿Cuántas asociaciones agrupa Artecampo?

Actualmente, agrupa a 14 asociaciones de 64 comunidades, compuestas en un 90% por mujeres de origen guaraní, ayoréode, guarayo y chiquitano y de las comunidades mestizas de Cotoca, Vallegrande y Los Tajibos.

Hablamos de la asociación de tejedoras de hamacas Cooreporaviqui, de bordadoras de Ascensión, de tejedoras de palma de Ichilo, de bordadoras de Los Tajibos, de tejedoras de chipas y bordadoras de Lomerío, de talladores de madera de San Miguel de Velasco, de tejedoras de garabatá Ayoreode, de loceras de Cotoca, de artesanas de Vallegrande, de alfareras de Tentayapi, de tejedoras Sumbi-Regua, de talladores de Weenhayeck y los talleres de jóvenes pintores de Urubichá y el experimental de Santa Cruz

 ¿Cada sala tiene un espacio dedicado a una asociación?

Si, lo hemos organizado de acuerdo a su técnica y lugar de procedencia. Mire vamos a hacer un recorrido sala por sala.

Las hamacas son de Urubichá y también hacen en el Izozog. Esto son finos tejidos en los que las artesanas se demoran hasta tres semanas, en tejer una hamaca, alcanzando una calidad que durará muchos años. Tenemos para su elección diferentes colores y combinaciones.

Las pinturas de Urubichá son bellezas que las artesanas realizan sobre madera, la fauna y flora de su comunidad. También hay piezas de cerámica.

Trabajos en palma de jipijapa que hacen en Buena Vista; ellas además de hacer sombreros, hacen móviles y adornos pintados. En invierno, cuando la palma no es apta para trabajarla, se dedican a hacer otros tejidos.

Los trabajos en madera del pueblo Weenhayeck representan principalmente animales como garzas, patos, pájaros carpinteros y colibríes. Su arte es meticuloso, con detalles únicos y una mezcla de maderas de guayacán, palo santo, morado y huesos de animales en sus figuras.

La asociación de Los Tajibos (Cotoca) trabajan con aplicaciones, son mujeres chiquitanas que migraron y se instalaron en este lugar. Es un trabajo similar al de San Antonio de Lomerío, pero son su sello propio.

Las artesanas vallegrandinas elaboran tejidos en lana de oveja, muñecas de palma sunkha y trabajos en chala de maíz con técnica mixta.

Los trabajos en madera son de la asociación de San Miguel de Velasco.

Desde el Izozog, vienen los tejidos en hilos, tapices e individuales, también hay cerámicas.

Lo que es de cerámica, es de la asociación de loceras de Cotoca.

El valor de cada pieza es único, porque son productos exclusivos, no hay uno igual a otro.

 ¿Cómo seleccionan las piezas para exponerlas?

Uno de los trabajos de Artecampo es ayudar a las mujeres a hacer nuevos productos para vender más, diversificar su producción, y así es que fueron mejorando los diseños y la calidad, porque aquí se hace una selección muy estricta de los productos, eso lo diferencia de cualquier otro espacio que vende artesanías.

Invitamos a que nos visiten, esto no es para los extranjeros, es para nosotros principalmente, los que debemos apreciar y valorar lo nuestro. Esto está bien organizado, es limpio, es cómodo, es muy fino, es tradicional.

 ¿Es un proyecto autosostenible?

Estamos en ello, aunque necesitamos personas que nos apoyen en las ventas, porque las productoras cumplen con lo que deben enviar, se están capacitando constantemente y lo demuestran con su producción. La casa es propia, desde el inicio del proyecto. Estamos hermanados con la Ong Cidac, que fue la gestora de este emprendimiento.

Comprar en Artecampo es una forma no solo de apoyar a las mujeres del campo a que ellas puedan tener un ingreso justo, sino también a que ellas puedan mantener viva nuestra cultura, porque a partir del momento en que la gente deje de comprar, no lo valore o no esté dispuesta a pagar lo que vale el trabajo manual, se acabará todo. Y esto tiene su valor y ahí hay un tema de patrimonio cultural de las Tierras Bajas, que es muy importante.

Debemos cuidar nuestro patrimonio, porque en la mayor parte de otros países. esto ya no existe. Si no lo cuidamos desaparecerá.

 ¿Las artesanas son madres que en su mayoría sustentan su hogar con estos trabajos?

Claro que sí, por ello al adquirir sus productos es un apoyo a las madres artesanas indígenas y campesinas del oriente. Y ellas son mamás con muchos hijos.

Quiero recalcar que Artecampo es una asociación sin fines de lucro, el precio es para pagarles a ellas, cubrir los gastos que tienen para hacerlos, vender en sus propias tiendas en las comunidades o el traslado a la ciudad a nuestra gran tienda. Este es un proyecto social.

 ¿Y habrán promociones por el Día de la Madre?

Vamos a tener promociones que iremos anunciando en nuestra página del Facebook: Artecampo.

Ya iniciamos una campaña denominada Mes de mamá en artecampo.

Los esperamos en nuestra tienda central para mostrarles muchísimos productos para la reina de la casa. ¡Regálale a mamá algo único y muy nuestro!