Organizate mejor. Reprogramar mi día y mis hábitos no fue una tarea muy fácil. ¡Pero lo conseguí!

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4 de septiembre de 2019, 4:00 AM
4 de septiembre de 2019, 4:00 AM

¿Alguna vez te ha pasado, que el día te queda corto y necesitas cinco horas más para culminar con las tareas de tu apretada agenda?

O que llega la noche, salís tarde de la oficina y solo querés llegar a tu casa, desconectarte de todo y encontrarte con tus hijos.

¿Y en qué queda la conexión con tu salud?

Reprogramar mi día y mis hábitos no fue tarea fácil. ¡Pero lo conseguí!

En un principio adelanté el despertador media hora para agarrar la cuerda y darle rienda suelta al corazón, saltando 20 minutos al ritmo de los hits de la semana.

Pero sentía que no era suficiente y decidí hacer un break de medio día; mover el horario de almuerzo, ‘subirme’ a mis zapatillas deportivas, música que me transporte en el tiempo, un sol que me contagie su energía, elementos esenciales para encontrar ese momento de liberación y que acelere mi metabolismo.

Si bien, expertos de la universidad de California sugieren practicar ejercicio a primera hora de la mañana, mis deberes de madre y la agenda de trabajo me obligaron a reservar el medio día, como MI MOMENTO.

Los estudios consideran que la práctica de deporte en esta franja horaria es mucho más eficaz debido a que las células absorben más oxígeno y los procesos metabólicos se tornan más activos. Otro informe, esta vez, de la Universidad de Brigham Young, plantea ejercitarse durante 45 minutos al poco tiempo de levantarse de la cama puesto que “reduce la motivación hacia la comida a lo largo del día”.

La práctica diaria de ejercicio permite una mejora en la forma y la resistencia física. También conlleva otros beneficios que mejoran la calidad de vida debido a que regula la presión arterial, incrementa la densidad ósea, mantiene el peso corporal, tonifica la masa muscular y logra mayor flexibilidad.

La práctica de circuitos de repetición, orientados a distintas partes del cuerpo, plantea un entrenamiento localizado. Junto a los ejercicios aeróbicos (caminar, correr, nadar, andar en bici, etc.) están los anaeróbicos, más explosivos e intensos.

Los investigadores del Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California, concluyeron que la práctica de ejercicios breves, pero intensos, mejora la memoria. Sabrina Segal, junto al resto de investigadores, atribuyen a que mientras practicamos un ejercicio físico intenso se libera norepinefrina, un mensajero químico del cerebro que juega un papel importante en la modulación del aprendizaje y la memoria.