Cientos de bomberos combaten contra el fuego a diario y con convicción señalan que permanecerán hasta apagarlo todo. Ellos son los héroes bolivianos que no desmayan a pesar de las duras jornadas

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2 de septiembre de 2019, 4:00 AM
2 de septiembre de 2019, 4:00 AM

Bomberos profesionales y jóvenes voluntarios con entrenamiento para apagar incendios o sin el, todos llegan a los centros de dirección de la Chiquitania para ponerse a disposición del Comité de Emergencia que se conformó para combatir los focos de incendio.

Tras una dura jornada, renace el entusiasmo juvenil en la mañana: “No nos vamos hasta que todos los incendios se apaguen”, coinciden los bomberos que esperan ser transportados al lugar que se les indique, destaca un boletín de YPFB.

Hernan Lohse Roca, comandante de Bomberos de La Paz ya está en Roboré hace dos semanas a cargo del contigente conformado por personas de La Paz, Tarija, Santa Cruz.

“Somos 71 bomberos profesionales que combatimos al fuego cara a cara, la prioridad es evitar que el fuego llegue a haciendas y casas, queremos también salvar la flora y la fauna”, señala el policía con 7 años de experiencia en la sofocación de incendios.

Las mujeres valoran la igualdad de género en el combate contra los incendios

Casi el 90% de los bomberos profesionales vienen de La Paz y Cochabamba, por lo que la situación es más difícil, pues el calor de la zona es un problema que se duplica con la cercanía al fuego, manifestó Lohse, quien exhorta a los pobladores de esta zona a no realizar más chaqueos, los que siguen presentándose, aunque en un número reducido.

El comandante de Bomberos destaca la labor de YPFB por la logística que presta en el transporte de agua en cisternas y el aprovisionamiento de combustible para los vehículos para transportar al personal destinado a apagar incendios en distintos puntos de la Chiquitania.

Partiendo en un microbús que va a Santa Rosa, la bombera Maricruz Robles, sonriente indica que ahora hay igualdad de género para combatir el fuego, mientras sus compañeras, vestidas de rojo, festejan la aseveración. Sara Cárdenas, indica que lo que más cuesta es enfrentar el humo que no deja respirar y también la deshidratación.

Ya en el lugar del fuego, el bombero voluntario y estudiante de arquitectura, José Paredes, indica que la tarea es agotadora y que el día anterior fueron vencidos cuando pensaban que saldrían victoriosos; mientras su colega José Luis López, de la Iglesia Evangélica, clama por mascarillas de bombero, pues los barbijos no son adecuados.

Estamos descansando un momento, hasta que llegue el agua en botellones, en Santa Rosa nos apoyan los soldados del cuartel Vergara, somos 200 personas en este punto, anoche apareció un remolino de viento y el fuego saltó y se descontroló, lamentan en conjunto los jóvenes.

A pesar del cansancio, sacan fuerzas para continuar la lucha

Alvaro Castillo, con más de dos años de experiencia en apagar incendios forestales pide a los voluntarios que no se dejen llevar por el entusiasmo, es necesaria la capacitación: “en este tipo de incendios, o fracasas o mueres”, agrega vestido con traje antifuego. Considera que lo más prudente es que los voluntarios nóveles apoyen con el mantenimiento de herramientas, acarreo de agua y servicios de alimentación.

Castillo recomienda a los bomberos desayunar y cenar abundantemente y llevar tabletas energizantes para el medio día, además de ingerir bebidas isotónicas y sales rehidratantes, no solamente agua.

Respecto a la vestimenta, pide que los que se enfrentan en primera línea al fuego tengan ropa resistente al fuego y quienes no la tengan que pasen a segunda línea con ropa mínimamente de algodón.

Con menos preocupación, en las cercanías de la plaza de Roboré, un grupo de jóvenes caminan con entusiasmo portando botas de seguridad, cascos y lentes proporcionados por YPFB.

Los más expertos recomiendan desayunar y cenar de manera abundante para resistir la ardua labor

Apoyaremos en lo que se nos pida, somos del FUNSAR indican Rodrigo Merino, Daniel Antelo, Julio César Rivero, Claudia Suárez y Mayra Montecinos. Ese entusiasmo es similar al de los jóvenes de la UDABOL que llegaron en una veintena de micros a Roboré.

La tragedia de Chiquitos ocasionó también un incendio de solidaridad en los jóvenes que acuden presurosos, sin quizás meditar en el riesgo que corren sus vidas y sin perder la alegría que los caracteriza.

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