Este curso de agua, situado al sur de la urbe, tiene coliformes fecales, pero cuando ingresa al parque regional Lomas de Arena se llena de oxígeno. La comuna de La Guardia realizará un monitoreo de aguas

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18 de febrero de 2019, 5:00 AM
18 de febrero de 2019, 5:00 AM

Resulta imperceptible la contaminación de los ríos, arroyos y quebradas que rodean Santa Cruz de la Sierra debido a la acelerada urbanización de tierras que hasta hace algunos años eran predios campesinos o bosques. En el extremo sur de la urbe, en pleno parque regional Lomas de Arena, los humedales donde nacen los ríos Pantano, Las Conchas y Choré Choré han sido invadidos por los planes de vivienda que aparecen como hongos ante la mirada cómplice de autoridades pertinentes, que las autorizan.

El frágil ecosistema de las dunas, las mismas que se forman por la fuerza del viento de dirección noroeste, que se origina en el cerro Amboró, en el recodo de los Andes, aumenta por la deforestación que se ha hecho en el municipio de Porongo donde la parcelación de tierras, con fines urbanizables, echan arena hacia el sureste de la ciudad.

Para la experta en medioambiente, Sandra Quiroga, el cordón ecológico se constituye en una barrera natural y fundamental que retiene la arena, pero más al sur no existe esa protección y por ello aparecen las lomas, las que tampoco son respetadas pues también han sido loteadas.

Otro profesional que está preocupado por la acción depredadora del hombre que ha hecho su negocio urbanizar los predios, es el arquitecto Carlos Escalante, el cual, a principio de los años 80 basó su tesis en esta zona, cuando explicó el origen de las corrientes que hoy están amenazadas, no solo por la expansión de la mancha urbana, sino también por el anuncio de la comuna cruceña de construir un megacanal de drenaje.

Foto: Hernán Virgo

Río contaminado

Un estudio que llevó adelante Quiroga determinó que las aguas servidas y residuales que se generan en los barrios vecinos han lanzado una elevada carga orgánica al río Choré Choré.

“Cuando el curso de agua ingresa al parque Lomas de Arena, debido al recorrido, pues tiene varios meandros, y por el suelo arenoso, el agua se va purificando, se llena de oxígeno. Pero, lo peor es que cuando sale del área protegida, nuevamente se contamina por la presencia de granjas y pequeñas poblaciones aledañas a la carretera a Camiri”, reveló la medioambientalista.

Quiroga sugiere que la zona sea reforestada para la fijación de la arena de las dunas y para que sirvan de cortina para los fuertes vientos, además las raíces de los árboles fijarán las orillas de los cauces. “La clasificación del agua para este río, según los índices de medición de la Ley 1333, de Medioambiente, el Choré Choré tiene ‘C’ por la presencia de coliformes fecales”, agregó Quiroga.

Foto: Hernán Virgo

Urubó 

Para Carlos Escalante, urge que la Gobernación proteja el ‘tubo’ de vientos erosivos que vienen del sector noroeste rumbo al sureste, porque es la cabecera del acuífero proveniente del Amboró, y ahora es el más apetecido para ser urbanizado.

“Los urbanizadores se han apropiado y han destruido las corrientes que forman el río Cuchi, en primer lugar, y luego los cauces del Güendá y del San Jorge que bajan de la montaña Amboró. También es notable la depredación de los bosques de cuchi en el curso del río del mismo nombre y de otras especies nativas maderables, para establecer las urbanizaciones”, anotó.

Tanto Escalante como Quiroga están preocupados por el cordón ecológico del río Piraí, ante la acelerada aparición de planes habitacionales de lujo que han talado árboles hasta la orilla, especialmente en Porongo.

Controles

El municipio de La Guardia, donde nacen estos ríos, según la secretaria de Medioambiente, Viviana Mariscal, desde esta gestión no da permiso para más urbanizaciones, precisamente para cuidar los humedales. “Hasta marzo se realizará un monitoreo de aguas de estos ríos para ver si están contaminados, en abril veremos lo resultados”, acotó.