Los pequeños ‘superhéroes’ también ponen de su parte en el tratamiento de los médicos del Oncológico. Ayer vivieron una jornada de fiesta y agradecimiento

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17 de febrero de 2019, 16:00 PM
17 de febrero de 2019, 16:00 PM

Las madres de los niños con cáncer y los médicos del Hospital Oncológico ven en estos pequeños a verdaderos luchadores que lidian día a día contra la implacable enfermedad. La palabra luchador es sinónimo de guerrero y, como la imaginación de los niños no tiene límites, muchos encarnaron a superhéroes misteriosos y llegaron ayer al hospital a festejar el Día Internacional del Cáncer vestidos de blanco, con capas amarillas y las caras cubiertas con antifaces o barbijos, que de paso les servían de protectores virales.

Estos pequeños adquieren actitudes heroicas contra el mal y contra los efectos nocivos de los medicamentos, que reciben en tortuosas pero necesarias sesiones de quimioterapia o radioterapia, tratamientos que les exprimen las defensas hasta dejarlos calvos, pero asisten religiosamente a recibir el procedimiento médico porque cortar el proceso significa la muerte.

Asistencia solidaria

La tenacidad de las madres, su fe en Dios, la ayuda voluntaria de muchas instituciones privadas, el servicio desprendido del personal médico del Oncológico completan el círculo de la lucha contra el cáncer más eficaz que hay en Bolivia.

En este entorno aliviado por las fundaciones, varios pacientitos han superado la enfermedad, otros lo intentaron, pero no pudieron y muchos siguen luchando. Uno de los triunfadores es Benjamín Job Yucra Flores (5), a quien en su primer año de vida le detectaron un tumor de Wilms (neoplasia maligna) en el riñón izquierdo. Lo detectaron a tiempo, sometieron al pequeño a siete quimioterapias antes de extirparle el órgano dañado y luego le aplicaron otras 20 ‘quimios’, que aplacaron con el quiste.

Ahora, Benjamín Job tiene cinco años y se lo ve activo como cualquier niño. “Mi hijo ya no tiene cáncer. Ahora come, salta y juega. Solo toma un medicamento para evitar unas convulsiones, como secuela de las quimios. Estoy muy agradecida por la ayuda y por el tratamiento de la doctora Yolanda Ernst. Mi familia ha vuelto a estar junta al estar sano mi hijo. Antes yo paraba en el hospital, mi esposo trabajando y mis otros cuatro hijos en la casa. Ahora, llevo a Benjamín cada tres meses al hospital para un control de rutina”, manifestó feliz Ana Mirtha Flores Égüez.

La otra cara de la medalla es el caso de Claudia Sofía (4), que lucha desde muy pequeña contra un agresivo tumor en la cabeza que, en 2017, le malogró el ojo izquierdo y desde entonces lleva un parche. Los médicos la han sometido a un sinnúmero de quimioterapias y el nudo canceroso no cede. Los galenos prevén una operación en la próxima semana como último intento por reducir el tumor y, sino es así, se limitarán a cuidados paliativos, explicó su madre, Martha Flores, que trajina con la niña desde Montero. “Quisiera tener la oportunidad de llevarla a Argentina para ver si allá pueden hacer algo más”, se esperanzó la mujer.

Festejo y reconocimientos

En el patio trasero del Oncológico hubo un acto en honor a estos pacientes que, en un número superior al medio centenar, fueron objeto de un agasajo por parte de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer. Hubo una misa, celebrada por el padre Guillermo, sketch cómico y expresiones artísticas de cantantes de nuestro medio que hicieron bailar al público presente.

En la ocasión, Ana Figueroa, presidenta de la Asociación, agradeció al voluntariado del hospital entregando plaquetas de reconocimiento a 14 fundaciones. “Esperamos a más gente que se una para brindar tratamiento de todos los niños enfermos de cáncer”, expresó Figueroa.