Roxana Torrico dará una rueda de prensa en la tumba de su hija y revelará nuevos elementos a través de una solicitada 

El Deber logo
9 de julio de 2018, 7:00 AM
9 de julio de 2018, 7:00 AM

La arquitecta Roxana Torrico Paz es la madre de Ana Lorena Tórrez. Su hija siempre vivió con ella hasta el último día en su departamento en la segunda planta. Su vestidor, sus fotos, su cama, documentos y todas sus cosas están intactas. 

Sus mascotas que amaba: una gata y tres perritos pasean en la planta baja, donde les costó acostumbrarse sin su ama. “Todo está en orden, así era ella desde niña”, dice su mamá Roxana mientras aprieta contra su pecho un vestido de Ana Lorena de cuando era recién nacida que atesora en su ropero. Suspira, derrama lágrimas y dice, “pensar que va un año de su partida. La extraño todos los días”. Cree que la injusticia en el país afecta a todos, porque no se ha consolidado la institucionalidad de los organismos de seguridad del Estado. 

“Ana Lorena ya no está con nosotros; he tratado de convivir con su ausencia. Tengo el tiempo y la voluntad de hallar al asesino de mi hija. Entiendo que el proceso de la vida nos da la categoría de huérfanos cuando perdemos a nuestros padres, pero si perdemos a un hijo estamos perdiendo parte de nuestra vida. Ella era brillante pero no me han dado la posibilidad de disfrutar los mejores éxitos que le esperaban y me han privado del amor y cariño que recibía a diario de ella”.  

El 13 de este mes Roxana Torrico irá con flores a la tumba de su hija. Por la noche habrá una misa en su honor y hará revelaciones en una solicitada en un diario.   

Una bala cerca del corazón 
El ejecutivo de Eurochronos Erick Peña recuerda que ese día levantaba las manos y pedía misericordia para salir con vida de la balacera.
“Me dispararon cuatro veces y me levanté luego de casi 50 minutos con la ayuda de un policía y me fui caminando a una camioneta para que me lleven a la clínica.

Lo del 13 de julio cambió mi vida, nunca volveré a ser la misma persona. Cada día que amanece agradezco a Dios por concederme tiempo extra en esta vida. Solo quiero que los hijos de los bolivianos puedan regresar a casa sanos y salvos y nunca más se repitan tragedias como esta. Vivo con una bala encima de mi corazón y debo someterme todavía a intervenciones médicas”, manifestó Peña.