El extraditable considera que dio el primer paso con la sentencia, porque asevera que en legitimación de ganancias ilícitas y tráfico de drogas no existen pruebas contra él. Dice que su familia está afectada

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25 de julio de 2019, 4:00 AM
25 de julio de 2019, 4:00 AM

“Estamos dando el primer paso en el tema de la falsedad; de los otros delitos, no soy culpable. Legitimación, no cumple los elementos, peor de tráfico (de drogas), no hay nada de lo que se me pueda acusar. Yo me entregué voluntariamente y estoy colaborando con la justicia”, dijo Pedro Montenegro a EL DEBER en el primer contacto que tiene con un medio de comunicación.

Montenegro, el hombre que es sindicado de ser el proveedor de droga para una organización brasileña narco que tenía contactos con la mafia italiana y que habría coludido con el poder de la droga a autoridades policiales, judiciales y políticas del país, dijo su verdad luego de escuchar la sentencia que él pactó con la Fiscalía para ser condenado a seis años de prisión por los delitos de falsedad ideológica y uso de instrumento falsificado.

La frase de Pedro “estamos dando el primer paso...”, que llegó hasta el juzgado de la jueza Marianela Salazar bajo fuertes medidas de seguridad, también tiene relación con lo que sus abogados consiguieron desde el primer día en que fue acusado, ya que pese a existir el pedido de extradición que formalizó Brasil ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, la imputación por un delito cometido en el país lo ‘ataba’ a la causa y evitaba que pase varios años preso en una cárcel brasileña.

Montenegro sabía que desde aquel momento y con mayor razón cuando el Estado aceptó su decisión de autoinculparse por una pena de seis años, era el tiempo que dejaba en suspenso su viaje a tierra brasileña, donde es visto como un hombre ‘fuerte’ del tráfico de cocaína.

Montenegro a quien los informes de Inteligencia de la Policía señalan como un hombre que se gana los favores de los ‘pitufos’ del PC-4 de Palmasola ayudándolos con su alimentación, estuvo acompañado por su abogado Ariel Góngora, que ahora debe enfocar su estrategia de defensa en demostrar que su cliente no es narcotraficante.