Los datos son de julio a noviembre con relación al primer semestre. Vecinos están conformes pero piden mayor logística y participación de otras instituciones. La presencia de pandilleros también disminuyó

El Deber logo
13 de diciembre de 2018, 4:00 AM
13 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Al hijo de Esperanza Janco, vecina del barrio Suárez Pompeyus del Plan Tres Mil, cuatro sujetos lo atracaron, lo golpearon y le quitaron su celular. Cuando el muchacho avisó lo sucedido, un grupo de vecinos se movilizó al lugar del hecho, encontraron a los asaltantes, los rodearon y llamaron al jefe policial de su cuadrante. La Policía estuvo en el lugar en menos de cinco minutos y arrestó a los malhechores. “Antes, si pasaba algo a la 1:00 de la madrugada, la Policía llegaba a las 6:00 o, en muchas ocasiones, no llegaba porque no tenían gente o vehículos”, dice doña Esperanza.

Las cosas parecen haber cambiado en el Plan Tres Mil desde el 1 de julio, cuando se empezó a aplicar el programa piloto del Plan Cuadrante. El comandante de la Estación Policial Integral de la zona, Erick Holguín, señala que se redujo el índice delincuencial en más del 30%.

Sus estadísticas presentadas en la evaluación de los cinco primeros meses del Plan Cuadrante, señalan que entre enero y junio se tuvo 273 denuncias respecto a delitos contra la propiedad y del crimen organizado. Estos índices se redujeron a 176 denuncias (37% menos) de julio a noviembre con el Plan Cuadrante.

“Hay que considerar que existe una ‘cifra negra’, es decir, casos que no se denuncian, por lo que interpretamos que el índice delictivo se redujo aún más considerando que la gente se anima a denunciar más al ver un trabajo más efectivo”, explica Holguín.

División en cuadrantes

La ciudadela Andrés Ibáñez, más conocida como Plan Tres Mil, cuenta con más de 350.000 habitantes distribuidos en 252 barrios. Por su gran extensión, se lo dividió en seis cuadrantes, cada uno con problemáticas distintas.

Por ejemplo, en la rotonda del Plan y en el Mechero hay más casos de robos y líos en rocolas, mientras que en las zonas más alejadas, el principal mal eran las pandillas.

A cada cuadrante se le asignó 12 policías que conocen la zona y tienen contacto directo con los vecinos, lo que permite dar una respuesta pronta y efectiva.

En el tema de pandillas, dice Holguín, la identificación de los cuatro principales cabecillas y los patrullajes entre vecinos y Policía, han logrado disminuir su incidencia en un 90%.

Se requieren hacer ajustes

Aunque el ‘arranque’ es alentador, Holguín señala que por la extensión de la zona se requiere que los seis cuadrantes se conviertan en 12 y que pese a las limitaciones logísticas y de personal, se hace un buen trabajo.

Para Esperanza Janco, aún hace falta mayor involucramiento para que la Fiscalía disponga un médico forense y que la Defensoría de la Niñez tenga presencia en la EPI de la zona. “Lo que sigue fallando es la fase de la investigación de los delitos y también más vehículos”, afirmó.

Tags