La roca tallada ya ha perdido varias figuras. Otras están en peligro de desaparecer. Una empresa española aplicó tres sustancias para evitar la degradación de la arenisca. Este estudio inicial cuesta alrededor de $us 50.000. Luego se definirá el costo total. 

El Deber logo
2 de febrero de 2019, 4:00 AM
2 de febrero de 2019, 4:00 AM

La piedra tallada más grande del mundo es frágil. En un día lluvioso como el de ayer, la arenisca se empapa y una pisada causa un daño irreparable. Por eso se ha prohibido el ingreso a la superficie desde hace años. Este patrimonio también está amenazado por un liquen crustáceo que se come la piedra, ingresa dentro de ella y la rompe, formando pequeños cráteres. Otro tipo de liquen, llamado foliáceo, que cubre casi todo el monumento, le da un color blanquecino; debajo de cada mancha de este liquen la piedra se convierte en arena.

Además, hay desprendimientos pequeños, medianos y grandes en todo el monumento. Los insectos horadan la superficie y también ocurre lo que los expertos llaman desplacaciones, que son desprendimientos en la superficie por efecto de la alternancia de frío y calor, además de la humedad.

Expertos de España

Dos expertos en restauración y conocedores de diferentes tipos de piedra fueron contactados por los funcionarios del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Samaipata (CIAS). Luis Miguel Jiménez y Virtudes Jiménez tienen, cada uno, más de 25 años de experiencia en restauración. Son los responsables de la empresa Edolo, que ha intervenido en otros sitios que fueron declarados patrimonio de la humanidad, como Medina Azahara, en Córdoba (España); la Torre de la Botica en El Escorial; el Palacio de Fuensalida; la fachada del Archivo Histórico de Salamanca, que también es de arenisca. El último trabajo que realizaron fue una restauración en los pináculos, atlantes y leones de caliza del Palacio de Cibeles, en Madrid, que tiene una superficie de 12.000 metros cuadrados. También han restaurado pinturas sobre lienzo, metal y cristal, y esculturas de piedra, madera, resina, metal, policromadas o sin policromar.

Qué hicieron

Con toda esa experiencia supieron, al ver la milenaria roca sagrada, que se trataba de un tesoro que iba a desaparecer rápidamente. A los tres días ya habían realizado pruebas y determinaron que se podía utilizar un producto elaborado en Italia, llamado Biotin, para eliminar los líquenes. En los lugares donde lo aplicaron, la piedra recobró su color rojizo.

Funcionó muy bien un consolidante pétreo llamado Estel. Finalmente, determinaron que se puede utilizar un hidrofugante llamado Silo, que permite expulsar la humedad, pero también permite ‘respirar’ a la piedra.

La experiencia indica que no se debe impermeabilizar ninguna piedra.

En la conferencia de prensa para detallar la experiencia se demostró cómo el agua resbalaba rápidamente de una roca tratada con hidrofugante, y también se vio que la parte de una roca con consolidante no se desgranaba, a diferencia de la parte no tratada, que se deshacía con una leve presión.

La intención inicial de los expertos consiste en convertir al monumento en un anciano saludable, no en un joven remozado. “Ahora es un anciano moribundo, con un cáncer que no solamente está en toda la piel, sino que lo ataca desde adentro”, comenta Virtudes Jiménez.

Qué harán

El lunes, ambos restauradores retornarán a España, donde elaborarán un proyecto final para saber cuánto puede costar la aplicación de las tres sustancias. Realizarán también más pruebas de laboratorio con las tres sustancias y con la piedra. Un biocida, llamado Wet, efectivo contra los líquenes, se consigue fácilmente en Santa Cruz. Después vendrá el desafío de conseguir los fondos necesarios para ese trabajo, que tiene dimensiones colosales.

Rolando Galarza, director del CIAS, considera que este paso para la conservación de El Fuerte es histórico. Omar Claure, uno de los autores del documento que evaluó Unesco para la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad, ha sido testigo de cómo otras pruebas realizadas desde mediados de los años 70 no funcionaron.

El trabajo fue posible gracias a la Fundación Ambassador. El municipio de Samaipata y la fundación García Capriles consolidaron el financiamiento para las pruebas iniciales. El financiamiento incluye el montaje del primer laboratorio de geoquímica de Bolivia y la construcción de un techo para el CIAS. Todo cuesta alrededor de $us 70.000.

PATRIMONIO

GARANTÍA TEMPORAL
Si se aplican sustancias a toda la roca, de 14.000 m2, se puede contar con una protección durante 15 años (siempre serán necesarias las inspecciones).

ROL MUNICIPAL
El alcalde de Samaipata, Flavio López, comprometió una contraparte para estos trabajos en el presupuesto de este año.

RIQUEZA ARQUEOLÓGICA
Hay excavaciones nuevas, como la que hace dos días empezó Mary Luz Choque, que encontró un muro incaico y está buscando más restos.

Tags